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La hora de la verdad de Bonig

Sostiene que tiene el aval de Génova y que irá al congreso aunque haya una candidatura alternativa

Isabel Bonig ayer con Felipe Carrasco, en la sede del Partido Popular. | LEVANTE-EMV

A Isabel Bonig le incomoda que le pregunten sobre su futuro en el PPCV. Y motivos no le faltan. Desde el 28 de abril de 2019, fecha en la que las urnas volvieron a enviarla a la oposición, no faltan voces que daban por amortizado su liderazgo. Un run run que a las puertas del congreso regional que podría adelantarse a julio es cada vez más intenso. La presión sube por momentos, pero la presidenta aguanta el tipo y reitera que optará a revalidar el cargo. Lo ha dicho muchas veces estos meses y ayer lo reiteró al tiempo que sostuvo que tenía el aval de la dirección nacional. No es la primera vez que Bonig afirma que Génova conoce sus intenciones, pero ayer fue un poco más allá al dar entender que esa conversación se había producido al más alto nivel y al apostillar que presentará su candidatura al margen de si hay una alternativa.

El matiz no es baladí. La presión para que Bonig tire la toalla salta a la vista, pero desde la cúpula regional se insiste en que tiene el respaldo de quien tiene que tenerlo , lo que implica hacer frente a una candidatura aunque tenga el aval de Génova.

Los últimos movimientos impulsados por el número dos del PP, Teodoro García Egea, parecen mostrar claramente el camino de salida a la presidenta popular. La renovación de las direcciones provinciales ha tenido como consecuencia que Bonig haya perdido de forma paulatina apoyos. Todos ellos procesos supervisados e impulsados por la dirección nacional. La promoción de Carlos Mazón a la dirección del PP de Alicante fue un serio aviso ya que está considerado como el candidato señalado por Génova.

Después de Mazón vino la renovación en la provincia de València con un candidato fuera de la órbita de Bonig, mientras que la semana pasada la salida de Miguel Barrachina del partido en Castelló ha acabado liquidando importantes apoyos territoriales. Además, se ha roto el tándem estratégico que hasta hace unas semanas habían conformado Bonig y la portavoz del PP en el Ayuntamiento de València, María José Catalá. Esta última, llamada a capítulo por Génova, habría dejado claro que sumaría a favor de Mazón si finalmente este da el paso.

Pero Bonig está dispuesta a presentar batalla. Es, apuntan fuentes de su entorno, una cuestión de principios, pero también de coherencia porque, insisten, al margen de los movimientos de Teodoro García Egea, no tiene instrucciones de dar un paso atrás. La duda, sin embargo, es que hará Bonig si esos mensajes que trascienden las paredes de Génova se hacen explícitos y Casado le pide dar un paso atrás. Y es ahí donde surgen dudas sobre qué hará porque Génova, que hoy por hoy quiere un relevo con Mazón, no desea un congreso de confrontación.

Otras fuentes apuntan que Bonig no condicionará sus pasos a la promesa de una futura recolocación y, en este sentido, sostienen que su decisión es firme. Por otro lado, desde la dirección regional se lamenta que el proceso congresual enturbie la labor de oposición junto cuando Ciudadanos está desintegrándose.

Buscar el respaldo

Por otro lado, el actual escenario nacional podría a condicionarlo todo ya que los resultados del 4M en Madrid pueden debilitar o reforzar a Casado. Bonig mantiene una buena relación con otros dirigentes regionales y, llegado el caso, podría tratar con ellos un respaldo.

En todo caso, las decisiones de Génova podrían también alterar la paz en los territorios. De momento, en Castelló y pese a los intentos de Génova para que existiera una única candidata, habrá primarias. Algunas voces apuntan que existe un malestar creciente también en la provincia de València por las formas de Génova y que la política de imposición podría alterar los ánimos. Sea como fuera, Bonig tiene cada vez más cerca enfrentarse a la hora de la verdad.

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