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Análisis

Un mes clave para la visión de España

Podría haber más diálogo con el Consell, pero Gabilondo enfría cambios en las ventajas con los impuestos

Cartel de la precampaña de Ángel Gabilondo en la plaza de Callao de Madrid. | EFE

Dentro de cuatro martes, el 4 de mayo, los ciudadanos de Madrid estarán votando una nueva asamblea parlamentaria en aquella comunidad para los dos próximos años. Votarán eso y algo más. El resultado marcará si es posible una España más federal, con más diálogo de igual a igual entre territorios, o si se impondrá una visión de país en deconstrucción, disgregador, donde cada comunidad autónoma intenta buscar sus beneficios como puede.

Las encuestas (la última, la del CIS, ayer mismo) pronostican un resultado muy ajustado entre bloques, aunque con Isabel Díaz Ayuso (PP) de clara vencedora, como primera fuerza política, doblando los escaños que obtuvo en 2019. Su forma de gobernar y de gestionar la pandemia triunfa, pero la paradoja es que podría quedarse fuera del ejecutivo frente a una alianza de PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos. Hoy por hoy, las diferencias son mínimas.

Una comunidad de Madrid liderada por el socialista Ángel Gabilondo supondría, vista desde la atalaya del Palau de la Generalitat, un avance hacia una España menos polarizada, con más posibilidades de acuerdos equitativos y menos tentaciones hacia soluciones autárquicas, al margen de las decisiones mancomunadas en los (débiles) foros para la cogobernanza.

Sería una comunidad de Madrid más abierta al diálogo con el actual ejecutivo valenciano. El madrileño sería prácticamente una réplica de la alianza tripartita del Botànic, aunque con nombres distintos de formaciones.

Sería por tanto una autonomía mucho más proclive al entendimiento con las instituciones valencianas. Ahora ambos gobiernos están a años luz, con Ximo Puig elevado además a contrapeso territorial (por maneras, filosofía y proyecto) de Díaz Ayuso.

La conexión valenciano-madrileña tiene trayectoria. Esperanza Aguirre, Francisco Camps y Jaume Matas (Baleares), todos del PP, establecieron en 2004 el llamado «eje de la prosperidad», que no era sino una alianza para ejercer de oposición organizada a José Luis Rodríguez Zapatero detrás de unos intereses económicos comunes.

No parece estar el tablero actual español para ejes, porque las comunidades han ganado peso institucional en estos casi veinte años. Los barones son más barones, en el sentido de que actúan mirando más a sus territorios.

No obstante, gobiernos paralelos de izquierda en la Comunitat Valenciana y en la de Madrid abrirían una vía de impulso a reformas federalizantes. Incluso se podría soñar con ver más cerca la reforma del sistema de financiación de las autonomías.

«Dumping» fiscal, poco cambio

Un gobierno de izquierdas en la capital tampoco significa que todo vaya a cambiar. Por ejemplo, en el efecto capitalidad y en la fiscalidad diferente que aplica Madrid gracias a esa situación de capital y gran centro económico. Gabilondo dijo ayer en una entrevista que si es presidente «los madrileños no pagarán ni un euro más en impuestos». No parece que pronostique cambios, pero «al menos podremos abrir un debate civilizado», rebaten en el entorno de Ximo Puig.

Si Díaz Ayuso sale reforzada en la presidencia de Madrid, se verá impulsada en un papel de oposición real al Gobierno de España. Y serán dos grandes territorios (junto a Cataluña) practicando una política marginal, en el sentido de apartarse de los posibles acuerdos compartidos.

Puig prepara su colaboración en la campaña de Gabilondo

Está por ver el modelo de campaña que define Ángel Gabilondo. Dependerá entre otras cosas de la evolución de la pandemia. De momento, Ximo Puig y Gabilondo han mantenido conversaciones (y también los equipos de ambos) sobre la posible participación del líder del PSPV en actos del candidato madrileño, pero no hay nada seguro. Puig ya participó (a distancia) en la campaña de Salvador Illa en Cataluña. Lo que es seguro es que preparaá vídeos de apoyo al compañero y afín en el partido.

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