Las elecciones autonómicas en Madrid del próximo 4 de mayo suponen un alivio para Isabel Bonig. La presidenta del PPCV se encuentra desde el pasado miércoles en una posición más débil al confirmarse que perderá también la dirección de la provincia de Castelló (el territorio de la exalcaldesa de la Vall d’Uixó). Era la última que quedaba con un presidente afín a ella, pero tras el acuerdo de integración de esta semana todo está encarrilado para que la preferida por la dirección nacional, Marta Barrachina, alcaldesa de la Vall d’Ebo, sea la nueva responsable provincial.
El horizonte no es el mejor para la síndica popular, pero al menos le espera un mes de calma. Fuentes de Génova aseguran que no están para disputas y movimientos orgánicos en este momento. La prioridad para la dirección de Pablo Casado es Madrid. La campaña debe centrar toda la atención, añaden las fuentes citadas.
Isabel Bonig gana tiempo de esta manera. En teoría, Madrid no va a estar vigilante sobre sus decisiones. De momento, nada más lejos que ceder. En su entorno remarcaban ayer que los planes de presentarse a la reelección continúan intactos.
Puede ser una posición de fuerza ante una hipotética negociación si Génova se decide, llegado el momento, por querer en la C. Valenciana una persona más próxima a Casado (Bonig y su equipo estuvieron al lado de Soraya Sáenz de Santamaría). Pero en la sede central del PP saben del carácter de la exconsellera y asumen que pueden encontrarse con su candidatura hasta el final, aún sin contar con el respaldo de ninguna de las tres provincias. No es el panorama que gusta en Madrid, que hasta ahora ha intentado listas únicas.
Queda por decidir el momento del congreso regional. Septiembre sería la fecha normal, pero no se descarta un adelanto: no sería antes de julio en todo caso.
