Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"La vacuna es un motivo de esperanza para poder normalizar mi vida"

Varios enfermos crónicos, cuyo sistema inmunitario está debilitado, narran cómo es su espera para protegerse ante el riesgo de contagio

Manuel Vivas recibió un trasplante de hígano en el año 2002 y ahora espera a ser vacunado de la covid. | GERMÁN CABALLERO

En la propia definición de su descripción sanitaria está su situación y acción. Ser paciente crónico en medio de una pandemia es esperar. Y en ese contexto están: esperando pacientemente para que aguardar no sea algo crónico, que llegue la vacuna y se pase el riesgo a la covid como pase el miedo a salir a la calle, a ver a familiares y amigos o a acudir a sus centros sanitarios a recibir tratamiento (si es que no se han visto parados).

«La vacuna es un motivo de esperanza para normalizar mi vida», expresa Jaime Tormo. Tiene 60 años y hace 12 que le trasplantaron el corazón. A pesar del tiempo, sigue siendo una persona de riesgo frente a la covid. «Tenemos el sistema inmunitario alterado, tomamos inmunomoduladores para despistar al cuerpo y evitar la posibilidad de rechazo que sería fatal», relata.

«Somos personas de alto riesgo, nuestro sistema inmunitario está debilitado y coger la covid nos pondría en un grave aprieto», añade Manuel Vivas, quien en 2002 vivió un transplante de hígano y hoy, casi dos décadas después sigue recibiendo un tratamiento a base de inmunomoduladores.

Por eso, este tipo de pacientes se encuentra en el grupo 7 de la estrategia de vacunación que debería comenzar a inmunizarse con la franja de la setentena y desde la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva se calcula que son unas 25.000 las personas que deberían formar parte de esta priorización en la que están pacientes oncológicos, trasplantados, personas con VIH o síndrome de Down mayores de 40.

El «debemos tener más precaución que el resto» de Jaime Tormo se basa en poner «tierra de por medio» con el resto del mundo: «Nos dijeron cuando salió la covid que hiciéramos la misma vida que en los seis primeros meses desde el trasplante que es apartarse de todo lo que se pueda». En su caso, cuenta ha tenido que dejar de compartir cama con su mujer durante la primera ola porque ella sí seguía trabajando, no ir a comprar o hacerlo «a las tres de la tarde».

Mucha precaución

Sabe de los riesgos de los que habla. «Hemos perdido a cuatro compañeros de la asociación», lamenta. Se refiere a integrantes de la Asociación Avatcor de trasplantados de corazón. «Tenemos que tener mucha precaución, por lo menos hasta que nos vacunen, ahí nos podremos tranquilizar un poco, es nuestra gran esperanza», asegura.

Al fin y al cabo, la pandemia ha supuesto un encierro más estricto que el de otras personas sin patologías y sin inmunodepresores en la dieta medicinal diaria. Manuel Vivas recuerda otro de los puntos de riesgo: acudir al hospital. Muchas de estas personas necesitan seguimiento y tratamiento en los centros sanitarios. Ese riesgo fue uno de los motivos por las que se redujeron al mínimo.

«Muchas de las consultas se han pasado a teléfonicas», explica el presidente de la Asociación de Enfermos y Trasplantados Hepáticos Comunidad Valenciana. «Se han dejado de hacer electros, se ha perdido mucho del control de la cronicidad y hay fármacos que si no se controlan pueden dar problemas», agrega Jaime Tormo desde su experiencia como trasplantado de corazón.

«Si pudiera le cedería mi turno a mi mujer». Quien habla es Joaquín L., de 73 años, y se refiere a su esposa, María José, de 67 años, que es doble trasplantada de médula ósea. «El riesgo que tiene es tremendo, en los últimos años le hemos tenido que ingresar varias veces por un constipado que acaba en neumonía», relata Joaquín. «Se les debería tener en cuenta a la hora de vacunarlos y que sea lo antes posible», sentencia.

No todos están incluidos

Otros pacientes crónicos con alto riesgo de padecer covid grave que, sin embargo, no se encuentra dentro del grupo 7 son las personas con esclerosis múltiple. «Es un colectivo que tiene muchísimo miedo a salir, que sufre depresión, ansiedad y una gran falta de atención», protesta el secretario general de Axem-área 13 en Xàtiva, Ezequiel Ruiz. La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune con lo que se certifica el riesgo frente a la covid.

«La gente con esclerosis múltiple lo está pasando fatal en la pandemia», señala al tiempo que recuerda que hay personas que padecen esta enfermedad que tienen una «dependencia total». Explica que para muchos tratamientos deben acudir al hospital «y en muchos casos se tendrían que dar cada tres meses y llevan más de un año sin poder darse».

«Hemos perdido la cuenta de las personas que han fallecido por la covid con esclerosis múltiple, no hay datos oficiales, pero tienen un riesgo muy alto, por eso necesitamos que les vacunen», explica Ruiz quien añade el aspecto emocional: «Muchas no pueden ver a nadie, la soledad se está notando mucho».

Compartir el artículo

stats