Las navidades de 2008 y el tránsito a 2009 fueron inolvidables para la familia Blasco-Císcar. La pasaron a caballo entre Shanghai y Anantapur. Los astros se alinearon aquel año y celebraron «una reunión familiar en época navideña» en China e India con cargo a los fondos públicos. Así consta en el escrito de acusación de la Fiscalía Anticorrupción de una de las piezas separadas del caso IVAM que sentará en el banquillo a la exdirectora del museo, Consuelo Císcar, por usar los fondos públicos para promocionar la carrera artística de su hijo. Una trayectoria fulgurante si se tiene en cuenta que con solo 21 años ya protagonizó su primera exposición individual en octubre de 2008 en la Galería Raquel Ponce de Madrid. Y apenas dos meses después, el 27 de diciembre de 2008, inauguraba la exposición «Materia y Espíritu» en la galería Hong Miao Gallery de Shanghai.
El destino para que el joven artista Rablaci se estrenara en Asia no fue casual. El IVAM había suscrito un convenio con la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior de España (Seacex) para exhibir «La Alquimia de los Herreros» en Asia durante los años 2007 y 2008 con parada en nueve ciudades chinas, japonesas y coreanas.
La empresa elegida por la directora del IVAM para el transporte de la exposición del IVAM fue Logística del Arte SL, «lo que le permitió organizar una exposición paralela de la obra de su hijo por distintas ciudades China, finalizando en Japón», señala la Fiscalía Anticorrupción en su escrito de acusación.
Coincidencia familiar
Una sincronía que no fue casual. «Gracias a esta coincidencia, Císcar se aseguraba la financiación de los gastos derivados de la exposición de Rablaci por Asia, que correría a cargo de Logística del Arte SL y sus empresas vinculadas, que aceptó el abono de dichos gastos [las exposiciones de Rablaci] a modo de agradecimiento por las contrataciones que le favorecía la acusada, tanto en el IVAM como en otras administraciones como el Seacex», apunta la Fiscal Anticorrupción del caso.
La «coincidencia espacio temporal» sirvió a Císcar para «acudir a la inauguración de la muestra de su hijo en China, repercutiendo el coste de dicho viaje (14.051,50 euros) al museo público, simulando la existencia de un compromiso profesional, cuando la realidad era que acudía para asistir a la inauguración de la exposición de su hijo», celebrada el 27 de diciembre de 2008.
La cuadratura del círculo se consiguió cuando, siempre según el relato de la Fiscalía Anticorrupción, «el itinerario de viaje establecido llevaría a la acusada a Shanghai y después a la India, para acompañar a su esposo, en aquel momento conseller de Inmigración, para visitar la Fundación Vicente Ferrer» en Anantapur. Según el Ministerio Público, «el coste íntegro de este viaje, por indicaciones de la directora del museo, fue facturado por Sakvirtur (una filial de Logística del Arte) al IVAM, omitiendo deliberadamente en la facturación el tramo de viaje que la acusada [Císcar] disfrutó en la ciudad de Bangalore (India)».
Curiosamente, según una factura que consta en la documental de la causa, Sakvitur también facturó a la Conselleria de Inmigración y Ciudadanía, entonces dirigida por Rafael Blasco, 6.883,29 euros por el concepto: «Rafael Blasco. Aéreo Valencia/París/Bangalore/Paris/Valencia. Enero de 2009».
