Llevar una dieta saludable no es solo una cuestión de voluntad, sino también una decisión en la que influyen otros muchos aspectos como el acceso de las personas a determinados alimentos, el nivel socioeconómico y cultural o el denominado ambiente obesogénico, es decir, la influencia del entorno en la alimentación.

Todas estas cuestiones y otros aspectos relevantes se analizarán a partir de este viernes en la IX Jornada del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (Codinucova), «Construyendo una Sociedad Más Sana: los dietistas-nutricionistas alimentan la salud».

Según explica la presidenta de la entidad, Paula Crespo, el 67 % de las personas está preocupada por su dieta, pero no sabe cómo llevar a cabo una alimentación saludable. Crespo incide en que la manera cómo nos alimentamos «va más allá de lo que nos llevamos a la boca» y tiene que ver también con «aspectos como la educación, el ambiente que nos rodea o el cambio climático».

Uno de los temas estrella de estas jornadas será el del denominado ambiente obesogénico, una ponencia que desarrollará Alba Martínez, doctora y profesora de Ciencias de la Salud en la Universidad de Alicante. La joven investigadora de Aspe, de 28 años, recuerda que en los últimos 30 años se han duplicado las enfermedades como la obesidad o la diabetes, fundamentalmente por la alimentación no saludable que sigue buena parte de la población.

Martínez explica que el ambiente obesogénico es una influencia «que muchas personas no son capaces de percibir» y que está relacionada con muchos entornos alimentarios. «Tiene que ver con la manera en que se muestran los distintos productos en los comercios, con la disponibilidad de algunos de ellos o el márqueting con el que se dirigen al usuario». Así, la profesora de la Universidad de Alicante señala que muchas influencias nos dirigen hacia una alimentación poco o nada saludable: desde los precios de los productos frescos, la publicidad engañosa o el fácil acceso a la comida rápida. En una escala de influencia, asegura que en los supermercados es fácil encontrar todo tipo de alimentos, aunque normalmente los menos saludables son los que ocupan espacios preferentes y están constantemente de oferta.

Educación alimentaria

Martínez hace hincapié también en la importancia de los lugares donde nos alimentamos. «Es importante saber qué ofrece un restaurante y un ejemplo claro es que pocos dan la opción de consumir fruta en los postres, o en los platos la oferta de verdura es escasa», sostiene la doctora.

Al final, la investigadora alicantina deja claro que «la que decide es la persona, pero si tienes una buena educación alimentaria, es más fácil elegir productos saludables», a la hora de poder identificar correctamente un etiquetado o evitar publicidad engañosa. «La conclusión es que conocer este entorno alimentario va a facilitar que se desarrollen políticas a nivel de salud pública eficaces, y que se mejore el acceso a alimentos saludables», zanja Martínez.