Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Vox gana si PP y Cs se radicalizan

La polarización no está en los votantes sino en la retórica de los partidos

Cargos valencianos de Vox, Ciudadanos y PP coinciden en febrero de 2020 en una manifestación en defensa del mundo agrícola. | GERMÁN CABALLERO

El bloque de la derecha ha experimentado un realineamiento electoral sin precedentes en pocos años, más intenso desde 2018 tras la moción de censura al Gobierno de Rajoy. Mientras en 2011 el PP ocupaba desde el centro hasta la extrema derecha, las siguientes citas fragmentaron el espacio y el proceso excitó fugas de votantes del PP, los más moderados a Cs y los radicalizados, a Vox.

Y a medida que los electores de derecha percibieron mayor competencia en el bloque conservador y la confrontación entre los tres difuminó sus diferencias, las posibilidades de decantarse por la opción radical aumentaron.

Esta es una de las conclusiones del estudio sobre polarización y realineamiento en el bloque de la derecha en España elaborado por el profesor de Ciencia Política de la Universitat de València Juan Rodríguez Teruel.

La clave está en que la reducida distancia ideológica que muchos votantes percibieron entre PP, Cs y Vox a partir sobre todo de la llamada foto de Colón de febrero de 2019 diluyó las fronteras que los distinguían. Y el estudio añade un dato relevante: el trasvase de PP y Cs hacia Vox se produjo sin una radicalización ideológica de los votantes, pero sí de un discurso más extremado de los tres.

Lo que ha ocurrido, señala Rodríguez Teruel, fue que el votante conservador (y las conclusiones son extrapolables a la política valenciana) no vio diferencias sustanciales en los temas más relevantes entre su partido preferido hasta entonces y los otros.

Y en un contexto en el que se anticipaba que su voto no impediría la victoria de sus adversarios ideológicos (la izquierda) buena parte del electorado de este bloque se decantó por el partido percibido como el más genuino contra el bloque opuesto, el que produce más rechazo en sus adversarios, de ahí el ascenso de Vox. Es la conocida preferencia del original respecto a la copia. «Fue la polarización del bloque y las retóricas internas de los partidos lo que hizo a ojos de muchos votantes que fuera menos extravagante votar a la opción radical», explica.

Rodríguez Teruel añade que la fuente de polarización no está tanto en el electorado, ya que esta se ha mantenido estable según los indicadores, sino en el discurso de los tres partidos. El PP, a pesar de ser el partido mayoritario, optó por replicar la estrategia de competencia primero de Cs y después con Vox a riesgo de amplificar la ya creciente polarización. Y aunque PP y Cs no se alinearon con los discursos más controvertidos de Vox sobre género o inmigración, las tres derechas coincidieron en una línea muy dura contra el diálogo de Sánchez con los independentistas catalanes e incluso copiaron lo que el autor considera «malos modales» de Vox adoptando una actitud irrespetuosa hacia sus oponentes. Por ejemplo, en la campaña de 2019, el líder del PP, Pablo Casado, solía llamar al presidente del Gobierno «mediocre», «incompetente», «felón» o «el mayor traidor de la historia democrática española».

Así, cuando Cs y Vox adoptaron posiciones duras sobre temas como la identidad nacional y contra el secesionismo catalán para atraer votantes moderados en el bloque conservador obligaron al PP a seguir esa orientación. Y al radicalizar su discurso benefició a la opción más extrema, Vox.

Nuevos riesgos para el sistema

Teruel prueba empíricamente esa hipótesis y añade que esta competencia centrífuga también trae nuevos riesgos al sistema político. En su opinión, estrategias de polarización basadas en la identidad española en sociedades con distintas sensibilidades nacionales puede obstruir la posibilidad de acuerdo para resolver conflictos territoriales como la crisis secesionista y fomentar también el euroescepticismo.

«La investigación ayuda a entender un poco mejor qué está pasando en ese espacio, donde los votantes de derechas no se han radicalizado apenas y los votantes de Vox no son mayoritariamente la caricatura que a veces se ofrece de ellos. De hecho, Vox recibe mucho más votantes moderados de los que la gente cree. A las encuestas debemos remitirnos», añade.

«La pregunta que me suscita los resultados del trabajo y que habrá que responder en otros estudios es si eso significa que Vox en el fondo no es un partido tan radical, o si por el contrario estos electores más moderados pueden acabar radicalizándose al comprar parte del programa más extremo del partido de Abascal. Esto último es lo que sugieren algunos estudios comparados basados en la evolución del voto de derecha radical en otros países», añade.

Otra de las claves que añade Teruel es la gran ocasión perdida en abril de 2019 por Ciudadanos cuando logró un capital político suficiente para construir con el PSOE un gobierno estable de 180 diputados y acabar con el bloqueo político existente, pero le pudo más el cálculo electoral. Fue el factor que derrumbó a Cs, que en noviembre de ese año colapsó al perder el 80% de los votantes.

Compartir el artículo

stats