El tráfico en la AP-7 entre Alicante y València se ha incrementado hasta en un 56% en su primer año libre de peaje, a pesar de la reducción de la movilidad provocada por la pandemia de coronavirus. Las cifras de intensidad viaria de 2020 facilitadas a este periódico por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana oscilan entre los 20.551 vehículos diarios a la altura de Altea y los 35.508 en La Vila Joiosa, aunque en general se superan los 25.000 en todo el tramo entre Alicante y Benidorm y desde Ondara hacia València. En 2019, la intensidad media diaria de la autopista a su paso por Altea fue de 16.943 vehículos, y de 22.663 en La Vila.

Las mediciones de uno y otro año no están realizadas exactamente en el mismo punto kilométrico pero sí en el mismo tramo, lo que los hace comparables al ser tan limitados los accesos de la autopista. Las cifras revelan hasta qué punto la AP-7 se ha convertido fundamentalmente en una vía de uso habitual para los desplazamientos de corto y medio recorrido, que son el grueso de los que pudieron realizarse en un 2020 marcado por la pandemia. Esto hace muy difícil comparar los datos, tal y como apuntan fuentes del Ministerio, pero no es nada descabellado pensar que, en condiciones normales, el aumento del tráfico habría sido todavía mucho mayor.

El respiro de la gratuidad

En cualquier caso, es un hecho que solamente la movilidad interna ha propiciado un considerable incremento del tráfico, aunque sin llegar a producir problemas de congesión. Mientras, la paralela carretera N-332 ha quedado prácticamente en exclusiva para los desplazamientos de muy corto recorrido o para trayectos entre los cuales no hay una conexión óptima con la autopista, como para ir de Benidorm a Altea o acceder a Calp y Gata de Gorgos. También ha crecido el tráfico pesado, que ahora mismo oscila entre el 7% y el 10% según tramos, y en cifras absolutas entre los 1.872 camiones en el límite con Valencia y los 2.932 a la altura de La Vila.

Resulta también lógico pensar que la AP-7 gratuita ha absorbido también parte de los desplazamientos entre Alicante y València, que venían realizándose mayoritariamente por Villena y también por Alcoy desde la finalización de la autovía en esta ruta en 2011. Sin embargo, las circunstancias especiales de la pandemia de coronavirus hacen imposible confirmar en qué medida ha podido producirse esto. Ha habido un descenso notable del tráfico tanto en la A-31 entre Alicante y Villena como en la A-7 en el tramo entre Alcoi y Xàtiva, según los datos facilitados por el Ministerio, pero no se puede determinar en qué grado eso responde a la caída de la movilidad y de la actividad económica o a la gratuidad de la AP-7 pese a que esta ruta sea 20 kilómetros más larga.

Lo que sí está claro es que, una década después de su apertura, el propio Ministerio apuesta por la ruta por Alcoi para canalizar los viajes entre Alicante y València. La progresiva renovación de los carteles de la A-7 así lo corrobora, añadiendo estas ciudades en rótulos donde antes no figuraban. Recientemente se ha renovado la señalización en el enlace entre la citada vía y la A-35 en las proximidades de Canals, orientando a los conductores hacia Alicante por Alcoy —más corto y cómodo— en vez de por La Font de la Figuera.