Sacha Sánchez tiene 46 años, diabetes de tipo 1 y un cartel entre las manos: «¿Ahora ya no somos de riesgo?». Es una más en la veintena de personas que ayer se concentró en la puerta de la Conselleria de Sanidad para protestar por no estar dentro de la estrategia de inmunización. «Durante toda la pandemia el ministerio ha considerado a la diabetes de riesgo, pero ahora no nos incluyen en el plan de vacunación», lamenta Sánchez.

Varias cifras hablan por la diabetes y la covid en la Comunitat Valenciana. Hay, según los datos de la Estrategia de Diabetes de la Comunitat Valenciana 2017-2021, unas 400.000 personas diagnosticadas, de las que el 5 %, unas 20.000, son de tipo 1, la más grave, la que conlleva un control constante e inyección de insulina y que puede derivar en otras comorbilidades.

Estas personas tienen el doble de riesgo de acabar en la UCI si se contagian de covid, el triple de fallecer por la infección de este virus. El problema está sobre todo a la hora de afrontar el tratamiento ya que los corticoides, muy utilizados a la hora de frenar el avance de la covid, suelen generar efectos adversos en el metabolismo de este tipo de pacientes.

«Lo que nos proponen es que esperemos a ser vacunados según nuestra edad y poner en grave riesgo nuestra vida», lamenta Marta Carreres, presidenta de la Asociación Valenciana de Diabetes. «Me queda un tiempo hasta que me toque, es un sin sentido», añade Sánchez quien, además, se queja del descenso de la atención durante la pandemia.

Todavía le queda más tiempo para recibir la vacuna a Claudia. Tiene 24 años, estudia un máster de Biotecnología Informática y desde marzo de 2020 ha reducido su vida social a la mínima expresión. «No me he sentado en ninguna terraza desde entonces», explica. «He renunciado a dar clases particulares de violín a una niña por miedo a un contagio», incide la joven.

La asociación está dentro de Cocemfe, que cuenta con representación de otras entidades de pacientes que tampoco han sido incorporadas en la vacunación como las personas con EPOC, con esclerosis múltiple o fibrosis quística. Asimismo, señalan que aunque sea ya solo por el interés económico al tener más probabilidades de acabar en la UCI y, por tanto, tener un coste mayor para la sanidad «ya se nos debería tener en cuenta». «Se están equivocando», fue el alegato final.