La comisión interdepartamental del Consell para la pandemia de esta tarde encara un paso más en la relajación de restricciones, pero siempre dentro de la prudencia, según insistió ayer el president de la Generalitat, Ximo Puig.

¿En qué se traduce esta afirmación? En un aumento de los horarios de apertura de la hostelería, como adelantó este diario el pasado martes. La previsión que continúa firme para ponerse encima de la mesa es permitir las terrazas hasta las 20.00. Ya más complejo parece que se pueda adoptar alguna medida sobre los horarios en el interior.

Tampoco es previsible, según la información recabada por este rotativo, que haya alteración alguna en la hora del toque de queda, que ahora está a las 22.00. Ello, a pesar de que la C. Valenciana, se mantiene desde hace semanas como el territorio español con una incidencia acumulada más baja, que ronda los 40 casos por 100.000 habitantes.

Baleares, por ejemplo, con cuya presidenta, Francina Armengol, mantuvo un encuentro ayer Puig en València, acaba de acordar situar el toque de queda a las 23.00. Y tiene una incidencia algo superior: 60 casos.

El argumento del Ejecutivo para no acelerar en la desescalada es intentar mantener la pandemia en niveles bajos mientras se extiende la vacunación. El objetivo es llegar al verano sin una ola de casos pronunciada y de esa manera poder tener la actividad turística a buen ritmo en las «condiciones máximas de seguridad».

Puig habló ayer de una desescalada «lenta, rigurosa y prudente», acompasada al ritmo de vacunación y en la que irán adoptando pequeños avances en las restricciones.