Las 10 de la noche será la hora límite para prácticamente todo en la Comunitat Valenciana. Es el resumen que podría darse tras el nuevo paso en la llamada «desescalada prudente», adjetivo que lleva acompañando a la relajación de restricciones en cada una de las comparecencias en que el president Ximo Puig anunciaba nuevas aperturas.

A partir del lunes, tanto la hostelería como el comercio podrán abrir hasta las 22 horas. Esto supone ampliar en cuatro horas la jornada de bares y restaurantes que hasta ahora ven cómo a las seis de la tarde han de bajar la persiana mientras que en el caso de los negocios no esenciales tenían su tope situado dos horas después, a las ocho de la tarde.

La hostelería y el comercio abrirán hasta el toque de queda, que se mantiene en las 22h

La elección de las 22 horas no es casualidad sino que coincide con el inicio de la restricción de movilidad nocturna (conocido coloquialmente como toque de queda). Según explican fuentes del Consell, una de las propuestas que se barajó durante la Mesa Interdepartamental que reúne a los consellers con gestión en la covid es que se dejase el límite de apertura de la hostelería y el comercio en las 20 horas. Sin embargo, ampliarlo hasta el inicio del toque de queda evita un posible recurso de la hostelería y que fuera el Tribunal Superior de Justicia el que decretase ampliar el horario.

La restricción de la movilidad nocturna ocupó una parte del debate de la reunión que se alargó una hora y media. Esta se mantiene tal y como estaba hasta ahora desde que se decretó en el mes de enero cuando los datos de la tercera ola aún no habían llegado a lo peor. Por tanto, las 22 horas seguirá siendo el comienzo del toque de queda pese a que la idea de la Conselleria de Sanidad era ampliarlo una hora. No obstante, fueron los departamentos de Compromís los que se negaron a esta posibilidad.

Todo apunta a que cambiará a partir del 9 de mayo, una fecha marcada en rojo en el calendario porque termina el estado de alarma. «Esta es la última quincena antes de una nueva fase a la que entraremos el 9 de mayo, es tiempo de esperanza», expresó Puig sobre ese día en el que caerá consigo el perimetraje autonómico. «Será una atmósfera diferente», precisó antes de añadir que será la situación de la pandemia y el avance de la vacunación la que marcará el nivel de apertura para esos días.

Más allá del aumento de los horarios, tanto comercios como bares y restaurantes mantendrán sus aforos. En el caso de los segundos, estos siguen a un 100 % en las terrazas y a un 30 % en los espacios interiores y mesas de seis así como tampoco hay cambios en la reunión de personas no convivientes que se mantiene en seis en espacios públicos y dos núcleos de convivencia en privados. Sí que cambia la capacidad para las actividades culturales como teatros, cines o salas de concierto que pasan de un 50 % a un 75 %, un espaldarazo a un sector que insiste en que es seguro y que está sufriendo los estragos de la crisis económica por la falta de afluencia.

No será para los únicos a los que se les modifique el aforo. Las ceremonias y celebraciones civiles y religiosas verán aumentada su capacidad de audiencia del 30 al 50 %. En este sentido, la consellera de Sanidad, Ana Barceló, indicó que se trata tanto de salones de banquete como de los propios templos de culto, tanto en espacios interiores como exteriores.

La vacunación como esperanza

El nuevo paso en la desescalada se da con una incidencia de 40 casos por 100.000 habitantes, una cifra que está seis veces por debajo de la media estatal y muy por debajo de la situación que se ve en otros países de Europa, «la única en riesgo bajo». Llega con la mitad de personas hospitalizadas por covid que hace un mes y con el triple de vacunados. «Hemos hecho los deberes», apuntó el jefe del Consell en una forma de felicitación a los valencianos y valencianas «por su esfuerzo» porque, dijo, «todas las medidas tienen sus consecuencias».

Para las próximas semanas pidió la «máxima prudencia» y aseguró que se van a abordar desde una «triple vía»: una apertura «responsable», manteniendo la «prudencia» y aumentando la vacunación. De hecho, es la inmunización «el gran activo» a la hora de enfrentarse a la pandemia y conseguir derrotarla ya que, según insistió Puig, «en estos momentos estamos a la ofensiva».

«La pandemia no está superada, solo lo estará cuando un porcentaje de la población esté vacunada», aseguró Puig insistiendo en la importancia de la inoculación de los antígenos contra la covid. No dio un porcentaje al que agarrarse, ni mencionó el 70 % tan recurrente para verano, pero sí que habló de tener a los mayores de 60 años vacunados en junio y celebró haber llegado ya al millón de valencianos con, al menos, una dosis contra la covid.

La expresión que podría resumir el avance de la pandemia en la Comunitat Valenciana es el «ya clarea para los valencianos» que entonó el president más como metáfora que como descripción del clima en unos días que han destacado por las lluvias y los cielos grises. «Ahora tenemos que consolidar la situación», alegó de cara a lo que se considera como el penúltimo esfuerzo de la pandemia, el último antes de que caiga el estado de alarma.

En el avance de la vacunación es donde estarán puestas las esperanzas para «el verano que queremos los valencianos, lo más normalizado posible» para el que pidió, además, que la Unión Europea ayude a «garantizar un espacio de movilidad» a partir de la financiación de las pruebas diagnósticas como PCR que se exijan para la entrada en los diferentes países comunitarios.

Asimismo, el jefe del Consell habló de un triple reto para los meses siguientes. El primero de ellos es «combatir la epidemia silenciosa que está haciendo mucho daño a la salud mental» para el que valoró la puesta en marcha del comisionado recientemente nombrado Rafael Tabarés. El segundo «evitar brotes de desigualdad» para el que aseguró que se ha de destinar una protección social. Y por último, «hacer justicia con aquellas personas que peor lo están pasando».

En este sentido, el president anunció la puesta en marcha del plan Resistim Plus, un programa de ayudas de 600 millones de euros destinado a «las empresas, los autónomos y los trabajadores que más se han sacrificado en este tiempo» como el sector turístico, cultural y la hostelería.