El fin del estado de alarma está cerca, muy cerca. Apenas nueve días nos separan de volver a una vida relativamente normal donde no hará falta justificar los viajes fuera de nuestro entorno más cercano y puede que hasta podamos reunirnos con todos los amigos a la vez.

En principio, el fin del estado de alarma debería ser un motivo de regocijo: el virus está casi controlado y además, coincide con el verano a la vuelta de la esquina. Y aunque es cierto que hay mucho de esto, también hay que tener en cuenta que la prudencia es clave en este punto de inflexión.

Con una incidencia acumulada de 44, 47 casos por cada 100.000 habitantes, la Comunitat Valenciana es uno de esos territorios que lo ha hecho muy bien. La sociedad se ha portado como debía hacerlo (como en todo hay excepciones), el ritmo de vacunación funciona todo lo bien que permite la recepción de vacunas y el ejecutivo valenciano ha tomado las decisiones con una cautela que algunos casos ha crispado a determinados sectores pero que, bien es cierto, ha llevado a los valencianos a convertirse en ejemplo para el resto de autonomías. De hecho, es la única que, a fecha de 28 de abril, se encuentra por debajo de los 50 casos, según el informe del Ministerio de Sanidad.

Pero (siempre hay un pero) no todas las comunidades afrontan el derribo del estado de alarma con la misma situación de base.

Tal como anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a principios del mes de abril, el 9 de mayo es el día marcado en el calendario. Queda poco más de una semana y a estas alturas hay seis comunidades autónomas que presentan riesgo extremo de contagios. País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón, Cataluña y Madrid se hallan en alerta 4 por el número de positivos que presenta a día 30 de abril.

El nivel de riesgo 4 supone que hay una incidencia acumulada superior a 250 casos a 14 días y que la tasa de positividad está por encima del 15 %. Basta con decir que el País Vasco tiene una incidencia del 540. Madrid se sitúa en 394 y Navarra en 356.

Ante la perspectiva de que la movilidad vuelva a ser libre, algunas de estas comunidades están pidiendo "auxilio" al Ejecutivo Central para poder alargar el paraguas jurídico más allá de esta fecha y que les permita establecer restricciones autonómicas ante el gran peligro de que se disparen, aún más, los positivos de covid-19. Porque una vez desaparecido el estado de alarma, pueden volar por los aires el toque de queda y el cierre perimetral y las medidas de contención pasarán a ser un "problema" de las autonomías.

Restricciones en verano

Y es aquí donde las trabas legales pueden suponer un verdadero problema. Algunas autonomías trabajan contrarreloj para diseñar algunas limitaciones que eviten el desmadre del virus pero que cuenten con el respaldo de los órganos jurídicos. Un verdadero quebradero de cabeza.

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En el caso valenciano, el Consell tiene previsto que el próximo martes 4 de mayo se anuncie la relajación de algunas medidas más, que ya se suavizaron la semana pasada. Con una inmunización avanzada, los valencianos podrán afrontar, presumiblemente, de un verano tranquilo y con relativa libertad. No obstante, habrá que esperar hasta finales de mayo para tantear, de una forma aproximada, cómo resultará la vuelta a la normalidad y si será posible disfrutar del apartamento de la playa estas vacaciones quizás con unas restricciones de verano.