Ahora que la situación dramática que se vivió en las residencias ha quedado atrás gracias a la vacunación, y un 98 por ciento de los centros de mayores de la Comunitat están sin ni un solo caso de covid, es hora de hacer «un análisis en profundidad, riguroso y autocrítico», en palabras de Miguel Jordá, presidente del Consejo Valenciano de Personas Mayores de la Comunitat Valenciana, para ver qué ha ocurrido, aprender de esta experiencia crítica y elaborar protocolos para no repetir los errores ante una nueva pandemia. Algunas de estas ideas se esbozaron ayer durante la asamblea general de la Asociación Empresarial de Residencias y Servicios a Personas Dependientes de la Comunidad Valenciana (Aerte), aunque la cuestión requiere de un estudio pormenorizado por parte de las administraciones autonómicas y estatal.

Jose María Toro, presidente de Aerte. | G. CABALLERO

Para el sector de las residencias, uno de los más golpeados por la pandemia con la pérdida de 2.115 vidas humanas en la Comunitat desde el inicio de la misma en marzo de 2020, estos meses pasados han sido una verdadera «guerra», como describe la psicóloga Susana Jarque, directora de residencia Parqueluz, de la que todavía quedan secuelas con algunos trabajadores con estrés postraumático y otros que desarrollaron un sentimiento de culpabilidad por la muerte de los residentes, «aunque no teníamos culpa de nada», aclara Jarque, «lo hicimos de la mejor manera posible con los medios con los que disponíamos».

De hecho, uno de los problemas detectados por el sector, principalmente en la primera ola de la pandemia, fue la criminalización de las residencias, donde muchos medios focalizaron los decesos responsabilizando a los centros, cuando realmente el alto índice de muertes era producto del perfil del usuario de las mismas, personas de edad avanzada y con múltiples patologías, especialmente vulnerables a los efectos del virus.

Así, desde el colectivo de profesionales de centros sociosanitarios se considera que se reaccionó tarde a lo que califican de un ataque a las residencias, cuando hubo muchas que incluso antes de que se adoptaran medidas autonómicas o se decretara el estado de alarma, ya cerraron sus centros, viendo lo que estaba ocurriendo en Italia. Con los problemas que tenían dentro era imposible prestar atención a lo que salía en los medios, argumentan, y la falta de transparencia en los primeros momentos contribuyó a esta distorsión de la realidad que se vivía en las residencias.

Otro de los efectos de la pandemia ha sido que se ha cuestionado el modelo de atención a los mayores, criticando que no hubiera médicos o enfermeros en los centros. Sobre este aspecto, Rosa Bayarri, Presidenta de la Federació Salut Mental de la Comunitat Valenciana, y Miguel Jordá, coincidieron en que el modelo hacia el que camina el sector de las residencias debe ir más centrado en las personas, no un modelo sanitario sino social, con centros más pequeños y grupos reducidos donde los residentes se encuentren como en su casa.

Así lo indicaron ambos en la mesa redonda denominada «Impacto de la covid-19 en el sector y reflexiones de futuro», en la que también participó la periodista de Valenciaplaza Estefanía Pastor. Asimismo, se puso como ejemplo el modelo nórdico, centrado en los derechos de las persas, en el cual las residencias son más viviendas con zonas comunes pero en la que se prioriza los espacios individuales como si el residente estuviera viviendo solo en su propia casa pero con el soporte sociosanitario que requiere en todo momento. Incluso cuentan con plantas en hospitales destinadas a residentes y dependientes. Pero para llegar a este modelo hace falta mayor coordinación sociosanitaria.

Durante la pandemia hubo falta de homogeneidad, donde cada departamento de salud tenía una directriz y los recursos no llegaban de igual forma a unas residencias que a otras. Además, hubo departamentos donde directamente se rechazaba el traslado de pacientes covid a los hospitales, teniendo que ser atendidos los residentes en los centros, donde finalmente fallecían.

Para combatir la incertidumbre y desconcierto, la mayoría de las residencias optó por la comunicación y transparencia, informando diariamente a los familiares y aplicando cierto grado de humor, en la medida de lo posible: «Ya queda un día menos para que acabe la guerra».

Aunque la vacunación ha logrado reducir los casos de covid en las residencias más de un 90 por ciento en dos meses, en los últimos dos días se han contabilizado nuevas muertes y varios contagios, tras días con unos datos muy positivos. Concretamente se trata de cuatro fallecidos y catorce nuevos positivos —siete residentes y siete trabajadores—. Asimismo, hay solo cinco residencias en toda la Comunitat con casos activos.

La patronal de las residencias insistió ayer en anular el cinco por ciento de reserva obligatoria de plazas, así como la eliminación de la necesidad de tener vacunado al 95% del centro para considerarlo completamente vacunado, y solicitó que se mantengan las pruebas diagnósticas a la vuelta de vacaciones de trabajadores.

Estas son algunas de las reivindicaciones que el sector planteó al Secretario Autonómico de Igualdad y Diversidad, Rubén Sancho, que clausuró la asamblea general de Aerte. Además se remarcó que sigue pendiente la vacunación de las personas atendidas en viviendas tuteladas y las del Servicio de Ayuda a Domicilio, a pesar del anuncio de la Conselleria de Sanidad.

Mantener la reserva del 5% de plazas libres «supone bloquear 1.380 plazas necesarias para atender a personas», indicó José María Toro, Presidente de Aerte.