En un país de sector terciario, la hostelería ha sabido convertirse en el ojo del huracán económico durante la pandemia. Cargado de razones, por otra parte. Cualquier medida restrictiva y cualquier levantamiento de las mismas se ha mirado, en primer lugar, bajo el prisma de bares, cafeterías y restaurantes. Le han ganado, en ese sentido, la batalla de la opinión pública a cualquier otro sector productivo. Algo corregido y aumentado en territorio valenciano, donde ese terciario es palabra de ley.

La sensación general era de satisfacción por recuperar una liturgia. | FRANCISCO CALABUIG

Ayer debía llegar la primera gran demostración práctica de hasta qué punto está volviendo la normalidad, después que Generalitat Valenciana autorizara, tras muchos meses de imposibilidad manifiesta, la apertura de los establecimientos hasta las diez de la noche, coincidente con el toque de queda.

La conclusión principal es que había unas ganas locas por volver a sentarse en las mesas un sábado por la noche. Que es un alivio, un balón de oxígeno, para los establecimientos, pero que donde verdaderamente está la recuperación es en el levantamiento del Estado de Alarma. Porque, y más con la idiosincrasia del comensal valenciano, terminar a las diez de la noche es lo menos parecido a la normalidad. Y para el hostelero está bien para hacer un turno de cenas, pero sólo uno. Y sin el «post», donde se despacha mucha bebida que completa la cuenta. Es una medida paliativa.

«Habríamos venido a las diez»

El de ayer era el primer sábado con la posibilidad de salir a cenar. Salir a cenar, que se convirtió en una liturgia a contraestilo. Un cambio de costumbre. «¿A estas horas? Para nada. Habríamos empezado a las nueve y media de la noche». «A las diez para empezar». Cualquiera con el que se hablaba, fueran grupos familiares o parejas, desprendían la misma conclusión: había tantas ganas de recuperar el concepto «salir», que no importaba sentarse aún con el sol brillando. Fuera para un chuletón, para platos de pasta o para cualquier asiático. Y acompañado de otra sensación: la anímica. Fueron cenas con una sonrisa en la boca por la casi normalidad recuperada.

Los grupos familiares recuperaron la costumbre de la cena fuera de casa F.Calabuig

Aunque lo que se nota es que la gente no quiere ir con prisas y que, como a las diez había que apurar ya el café y la copa, es mejor la quedada a mediodía. Cualquier paseo por zonas de restauración a las cuatro de la tarde permitía ver todavía los mismos chuletones o los mismos asiáticos. Tanto es así, que no faltaban los restaurantes emblemáticos que, bullendo de actividad a mediodía, cerraban para el turno nocturno, a la espera de mejores condiciones.

Y mucha copa

Y lo que hubo en abundancia es tardeo. Las terrazas despacharon copas generosamente durante toda la jornada.

Son conclusiones que ´a la hostelería no le pasan desapercibidas. El presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia, Manuel Espinar, lo tenía claro: «las previsiones de reservas de cara a este fin de semana han ido a un ritmo desigual en función de la zona aunque, aunque en general, hay mucho más movimiento a la hora de las comidas que en el momento de la cena; de hecho, hemos recuperado la campaña “Adelanta tu cena a las ocho” para incentivar este turno antes del toque de queda».

Un brindis por la posible nueva normalidad F. Calabuig

El sábado echó una mano y las previsiones del domingo, no siendo tan buenas, parece que respetarán la paella de mediodía. «La previsión de buen tiempo para el fin de semana hace que haya muchos restaurantes puedan colgar el cartel de completo a mediodía en zonas como la playa». Por contra, da la sensación de que haya sido el sábado donde se han quemado las naves en otras zonas como el centro. «Ahí, las sensaciones son menos optimistas y habrá que esperar a la evolución del fin de semana para poder hacer una valoración».

La patronal de las tres provincias lo tiene muy claro: aún queda por recuperar a mucha gente que se ha quedado atrás. Desde Conostur aseguran que «con la ampliación del horario salen trabajadores del Erte, lo cual está muy bien y es muy positivo para el sector. Pero aún hay miles de trabajadores en esa situación».