En una pandemia, con los datos de fallecidos como un termómetro de su evolución y espejo del drama que puede llegar a suponer la enfermedad, se muere dos veces: cuando se llora la pérdida y cuando se cuenta en la estadística. Entre ambas, muchas veces, pasan días, semanas y hasta meses, un hecho que ha provocado que esta semana de los 49 nuevos decesos por covid notificados por la Conselleria de Sanidad, 39 correspondieran con la tercera ola entre diciembre y febrero.

Es la nueva prescripción que añade Sanidad a sus comunicaciones diarias desde el lunes. Justo después de indicar el número de fallecidos notificados señala a qué fecha se le ha de asignar. Así, esta semana, solo seis han entrando en «los últimos siete días» mientras que uno era de abril, tres de marzo, 19 de febrero, 17 de enero y tres de diciembre.

La notificación diaria que se ofrece a los medios no es la de decesos en las últimas 24 horas sino de cuando se obtiene la certificación de que el fallecimiento ha sido por la covid. La actualización por la fecha de fallecimiento llega tras una investigación posterior, explican desde Sanidad, algo que se está haciendo en estos momentos por parte de los rastreadores al haber bajado la transmisión del virus.

Así, es en el portal de Dades Obertes del departamento autonómico desde donde se puede seguir cuántas personas murieron en cada fecha exacta (sobre la que se siguen añadiendo). Esta asignación cambia los titulares que hasta ahora marcaban la realidad pandémica en la Comunitat Valenciana: se añaden (de momento) 250 fallecidos a la lista de decesos de la tercera ola y febrero deja de ser el mes más letal, superado por enero, unas modificaciones que no cambia el total de muertos, que sigue siendo de 7.370, sino su distribución a lo largo del tiempo.

A falta de posibles adiciones extra, en enero murieron 2.536 personas por covid en la Comunitat Valenciana. Son 722 más, un 40 %, de las que notificaron durante los 31 días del mes, de las que, en muchos casos, correspondían a fallecidos de diciembre. El último mes de 2020 registró a lo largo de sus días 706 fallecidos, 92 más de los que se contabilizaron en las informaciones diarias, un 15 % más.

Récord diario en 129 días

Los retrasos en estas notificaciones hacen que el récord de fallecidos diarios no fuera el 4 de febrero cuando se informó de 106 muertos sino el 27 de enero cuando se llegó hasta los 129 fallecidos. Aquel día se notificaron 97. De hecho, en esas fechas hubo nueve días donde se encadenaron más de un centenar de decesos por covid cada 24 horas.

Sin embargo, la demora también ha provocado el efecto contrario con meses donde se notificó mayor mortalidad, como febrero de 2021, considerado en su momento como el más letal por la covid y que, al comprobar los fallecidos por asignación de fecha directa, cuenta con 564 menos fallecidos de los 1894 notificados en los 28 días del mes. Este número, no obstante, puede aumentar con futuras asignaciones.

Algo similar ocurre al analizar los datos de fallecidos de la última semana. Desde el lunes, Sanidad indicó que solo seis de los 49 notificados habían sido «en los últimos siete días»: dos el miércoles, dos el martes y dos el lunes. ¿Esto significa que en los últimos días no ha habido muertos por covid? No se sabe. Como existe un retraso en la comunicación de algunos fallecimientos —especialmente en domicilios privados, expresaron desde Sanidad— es posible que en futuras actualizaciones se incorporen fallecidos de estos últimos días.

En un comunicado, desde el PP criticaron que se estuviera informando de los muertos «a cuentagotas» para «maquillar las cifras». «Se han ocultado datos durante las distintas olas, pero fundamentalmente en la tercera oleada cuando los datos eran peores», acusó el diputado ‘popular’ José Juan Zaplana. Desde Sanidad niegan la mayor y explican que los fallecimientos «se han ido incluyendo en la nota diaria al tiempo que han sido comunicados a Sanidad, con independencia de cuándo ha ocurrido».

También el president Ximo Puig reaccionó a las críticas del PP al asegurar que el cambio de criterio en la comunicación trata de «hacer patente la transparencia» con los datos que se obtienen y garantizó que «no hay ninguna intervención política» a la hora de proporcionar dichas cifras.