Termina el estado de alarma. Vuelven algunos comportamientos incívicos. Estallido de emociones sin reflexión sobre las posibles consecuencias de estas actitudes, que se han comprobado dramáticas en este largo año de restricciones. En la Comunidad Valenciana la gestión de la pandemia ha sido racional y sensata y eso ha permitido alcanzar unos datos de afección excelentes en el inicio de esta nueva etapa. Ahora toca esperar que la vacunación vaya venciendo la batalla al virus, que va a seguir entre nosotros durante muchos meses más; tal vez para siempre en otros formatos. Pero, como señalábamos hace un año, los datos atmosféricos vuelven a favorecer a partir de mayo una menor efectividad de los contagios. Especialmente en el litoral mediterráneo por sus temperaturas diarias, la humedad relativa en las zonas costeras y el soplo de la brisa. Son datos para una necesaria esperanza, pero que no nos deben hacer olvidar que en esta pandemia lo esencial para explicar los datos de afección alcanzados ha tenido como factor fundamental al ser humano, sus relaciones sociales y sus desplazamientos. Poco a poco se va sintiendo que la situación va cambiando. Vemos luz al final del túnel. Ya era hora. Tiempo tendremos para reflexionar sobre los cambios que esta pandemia va a suponer en la economía y la sociedad a partir de ahora, que son muchos y profundos. Ahora es tiempo de salir al campo o a la playa, con mucha prudencia, y sentarse a mirar el cielo para recordar a los que se ha ido y agradecer seguir vivos. Con nuestra luz mediterránea de primavera, tan bella, que nos alegra la vida.