El concepto de la despoblación en las localidades del interior valencianas comenzó a popularizarse hace pocos años, pero sus causas están presentes desde hace décadas. El Banco de España, como publicó Levante-EMV, es el último organismo en poner sobre la mesa la cuestión al advertir que 127 localidades de la Comunitat están en riesgo de desaparición si no se revierte la situación demográfica actual, en la que el número de defunciones es muy superior a la de nacimientos.

Las Administraciones públicas ya preparan medidas para salvar a estas localidades, aunque sus efectos no serán patentes hasta dentro de mucho tiempo.

El profesor de la UJI Vicente Budí, que colabora con la cátedra Avant, dedicada al análisis de este fenómeno, explica que las actuaciones para repoblar el interior «serían todo un éxito si conseguimos que empiece a remitir el problema a partir del año 2030». Ese primer objetivo se lograría en el caso de que «llegue tanta gente a los municipios como defunciones».

El siguiente paso se daría al lograr descendencia. «Para ello hay que aportar condiciones que atraigan a nuevos residentes, como unas adecuadas comunicaciones y servicios», añade.

Un aspecto en el que coinciden los alcaldes consultados para opinar sobre el documento del Banco de España. El de Catí, Pablo Roig, mencionó que se debe «descentralizar recursos públicos, lo que evitaría que la gente se mudara a aquellos lugares que agrupan todos los servicios». Desde Vistabella, Jordi Alcón recuerda «la gran distancia que tenemos con la SAMU o el hospital más cercanos, por lo que hacen falta más inversiones y un cambio radical de políticas».

Una idea que también apunta el profesor Budí, con especial atención a la oferta formativa. «Podría haber una contribución mediante ciclos formativos medios y superiores», adecuados al entorno en el que están, y que evitaría un éxodo de los jóvenes para estudiar que, en muchos casos, ya no tiene una vuelta atrás.

Por el momento, muchas localidades situadas en el mapa de la despoblación toman iniciativas como la contratación de peones, e incluso la atracción de familias con niños, para evitar así la desaparición de unidades escolares.

La alcaldesa de Matet, Rosa Guillermo cree que garantizar el futuro de pueblos como el suyo «es bastante difícil, por lo que hay que fomentar que la gente venga y mover la economía». Coincide Antonio Martínez, desde Caudiel, que tiene como actuación diferenciada «un banco de campos de cultivo, de modo que los propietarios cedan terrenos a agricultores, con lo que la superficie está cuidada y quien la trabaja tiene más terreno y hace más viable su negocio».

Por su parte, la alcaldesa de Cinctorres, Mireia Mestre, alude a que los planes de subvenciones «deberían ser para todo el año y profesionalizarse», al tiempo que comenta las posibilidades de fomentar la digitalización y aportar valores añadidos como en el modelo escolar».