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La inmunización irrumpe en los planes para la vuelta a los colegios en septiembre

Los expertos dudan de cuándo se levantarán los protocolos en las aulas

La inmunización irrumpe en los planes para la vuelta a los colegios en septiembre

Aún no se ha cerrado el curso 2020-21 y autonomías y ministerio ya han esbozado las primeras líneas del próximo para el que quedan algo más de 100 días. De momento, los primeros apuntes hablan de mantener muchas de las medidas vigentes, desde mascarillas hasta grupos burbuja, aunque con aumento de aforos y reducción de distancia. Y entre los renglones del plan, como el aire que ventila de manera cruzada las aulas, irrumpe la vacunación.

Las expectativas son llegar a septiembre con el 70 % de la población vacunada de manera completa. El reinicio de las clases, por tanto, será con el profesorado vacunado, una vez se ha despejado la duda de qué hacer con su segunda dosis y se estará a las puertas de plantearse si inmunizar o no a adolescentes y niños.

Su vacunación en estos momentos no está dentro de la estrategia estatal, aunque la Agencia Europea del Medicamento (EMA) está estudiando la propuesta de Pfizer para inocular su ARNmensajero a adolescentes de entre 12 y 16 años. Una vez se dé el visto bueno europeo, el ministerio indica que la inmunización se podrá ampliar a personas de esta edad «con condiciones de muy alto riesgo».

No obstante, si la vacunación va a llegar a todo el alumnado es una incógnita todavía. «Por qué no», expresa María Garcés-Sánchez, investigadora en el Área de Vacunas de Fisabio y representante del Comité Asesor de Vacunas de la Asocicación Española de Pediatría.

«Cuanta más población vacunada, menos transmisión; podría servir para cortar las infecciones», explica la también pediatra en el Centro de Salud de Natzaret de València al tiempo que desgrana que los menores se contagian y transmiten menos y lo hacen, además, sin síntomas.

Baja incidencia en menores

«Hay diferentes hipótesis de por qué los niños apenas han tenido síntomas y no eran los principales contagiadores en la familia», complementa Luis Blesa, presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría. Entre ellos, está que un receptor de las células por las que se cuela el virus no esté presente en la de los más pequeños, por la expresión de su propio sistema inmune o porque estén habitualmente en contacto con otros coronavirus con los que tener una reacción cruzada.

Blesa no ve tan clara la vacunación en los menores y pide diferenciar entre aquellos que tienen menos de 10-12 años y los que superan esta edad y se encuentran en la adolescencia «con un comportamiento un poco más parecido al del organismo del adulto». A este segundo grupo sí que se plantea la vacunación, pero duda en el primero de los casos. «Habrá que ver si tiene algún beneficio, no tenemos evidencias», plantea desde la Sociedad Valenciana de Pediatría al tiempo que pone encima de la mesa el dilema ético de «plantear vacunar a niños sanos mientras el tercer mundo tiene personas mucho más vulnerables sin proteger».

Esta baja afección entre los más pequeños y que la población adulta estará mayoritariamente vacunada cambia radicalmente el escenario respecto al vivido hace nueve meses. Sin embargo, el inicio será con prácticamente las mismas medidas que hace un año, salvo el aumento de aforo y la reducción de la distancia, medidas en las que, posiblemente, ha influido la idea de que su capacidad de contagio es menor.

«Hay mucha incertidumbre al respecto, todavía quedan unos meses, pero depende de si se les vacuna a los alumnos o no y de cómo lleguemos tras el verano», expresa Salvador Peiró, experto en Salud Pública de la Fundación Fisabio. En este sentido, reflexiona que si en septiembre «hay poca transmisión en la población general, la vacunación ha sido mayoritaria y funciona y en el alumnado no hay casos graves, quizás las mascarillas serán un exceso», aunque dependerá de otros factores como cuánto dure la inmunidad y la resistencia a posibles variantes que, de momento, no consiguen evadir las vacunas.

Desescalar a mitad de curso

Desde la Asociación Española de Pediatría van en la misma línea y aseguran que a medida que vaya disminuyendo la intensidad de transmisión y que se inicie la vacunación de los alumnos podrán relajarse «progresivamente» las medidas. El orden, no obstante, es primero finalizar la desinfección de superficies, reducir la distancia física, aumentar el número de personas en clase, eliminar las mascarillas en espacios abiertos y después en cerrados.

De estas cinco, ya se ha abierto la mano en las dos intermedias, falta saber por cuánto tiempo continuarán las siguientes como las mascarillas, posiblemente la que más afectan a nivel personal a cada menor que han destacado este curso por su nivel de cumplimiento. La medida que sí que parece que iniciará el curso debido a su eficacia para prevenir los contagios por aerosoles es la ventilación cruzada; otra cosa será cuando bajen las temperaturas.

«Sería necesario que no todo se cargara en los niños porque son los que menos han influido en la transmisión del virus», expresa Garcés-Sánchez. «Probablemente conforme avance el curso haya una relajación de las medidas», apuesta Blesa. «Lo más lioso puede ser qué hacer con las mascarillas, pero es verdad que siempre se está tiempo de quitarlas, lo que esperemos es que no haga falta llevarlas», indica Peiró.

Más allá de la epidemiología, Blesa apunta a otro asunto para tener en cuenta: «Los niños y adolescentes necesitan socializar, es fundamental para su vida, y aunque se hayan visto poco afectados clínicamente por la covid, problemas como la ansiedad o la depresión se ven a largo plazo».

Los pediatras piden priorizar a los menores en situaciones de riesgo

Primero los niños en situación de riesgo, luego «niños sanos de entre 12 y 15 años» mientras que sobre aquellos más pequeños «es prematuro opinar». Esa es lapriorización que realiza el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría respecto a la vacunación contra la covid de los menores de 16 años(edad hasta la que está aprobada la estrategia).

Desde este organismo en primer lugar «los niños en situación de riesgo por padecer un trastorno neurológico relevante o una condición asociada a déficit cognitivo (por ejemplo, síndrome de Down); aquellos con enfermedades crónicas o con elevadas necesidades de cuidados y gran dependencia; y, en ambos casos, si asisten a centros residenciales o educativos con otros niños».

Los expertos consideran que en segundo lugar debería protegerse a los adolescentes

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En segundo lugar, los pediatras señalan que el siguiente grupo, si se aprueba la vacuna en esta edad, deberían ser los «niños sanos de entre 12 y 15 años». Por último, respecto a los menores de 12 años, «es prematuro opinar sobre el papel que podría jugar su eventual vacunación en el control de la pandemia y el beneficio en la transmisibilidad» por lo que señalan que será necesario «esperar a los resultados de la investigación y a comprobar el impacto de la vacunación universal en adultos y adolescentes en su evolución». 

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