El futuro de las terrazas que se autorizaron de manera excepcional durante la pandemia no está todavía decidido. Aunque el alcalde, Joan Ribó, ya anunció que se buscaría consolidar las zonas de ampliación para no asfixiar más a uno de los sectores más perjudicados por la crisis sanitaria, la concejala de Espacio Público, Lucía Beamud, no lo dio ayer por seguro. Beamud explicó que una vez decaigan las restricciones de la covid-19, algo que la Generalitat tendrá que definir el próximo 7 de junio cuando finalizará la última prórroga del toque de queda, será necesario revisar la ampliación de las terrazas aprobada de manera excepcional para ayudar a la hostelería a mantener los negocios durante la pandemia.

Una excepcionalidad que permitió la ampliación de 610 terrazas, a las que se autorizó a ampliar un 30% las instalaciones y ocupar la calzada para poder garantizar las distancias de seguridad exigidas por la pandemia.

"Haremos reuniones con asociaciones, vecinos y hosteleros para fomentar las buenas prácticas"

Al margen de las autorizaciones para la ampliación de terrazas, el servicio de Actividades y Espacio Público autorizó otras 650 terrazas, estas sí sujetas y amparadas por la ordenanza municipal.

Una vez se acaben las restricciones, destacó Beamud, se tendrá que reunir otra vez la mesa de diálogo que se creó con los representantes de la hostelería para decidir qué se hace.

Las terrazas de la hostelería generan en algunos barrios una alta densidad de estas instalaciones, como Russafa y el el Carmen, donde desde hace años están enfrentados hosteleros y vecinos.

El nuevo plan de inspección municipal incidirá en la prevención. «Queremos prever las molestias que va a tener la ciudadanía, y no solo denunciar a los infractores», explicó ayer Lucía Beamud. Para ello se harán campañas de información y reuniones informativas con asociaciones, vecinos y hosteleros para promover buenas prácticas.