Un nuevo tiempo comenzó a abrirse ayer en Cataluña. A la toma de posesión de Pere Aragonès como presidente de la Generalitat con los apoyos de ERC, JxCat y la CUP se añade el debate sobre la inminente decisión que deberá adoptar el Gobierno acerca de los indultos a los líderes del «procés», una cuestión clave en la agenda política de los próximos días.

Con la perspectiva de establecer nuevos lazos y vías de entendimiento con el Govern catalán ahora que por fin parece alejarse de la interinidad, el presidente valenciano, Ximo Puig, ha dejado clara cuál es su posición al respecto. «Hacer de esta cuestión [en referencia a los indultos] un enfrentamiento va a ser muy negativo. Si queremos una España fuerte, plural y diversa tenemos que trabajar a través del diálogo. No hay otra salida», enfatizó el jefe del Consell durante una entrevista en Espejo Público.

Puig se mostró convencido de que la decisión que adopte el Consejo de Ministros -a propuesta del ministro de Justicia- contará con el «apoyo legal suficiente» y «deberá venir avalada por el ámbito jurídico», aunque el Tribunal Supremo se pronuncie en contra. «Tenemos que ser conscientes de que la única vía de solución del conflicto es el diálogo. ¿Cuál es la otra, el enfrentamiento permanente ¿La separación emocional de Cataluña?», insistió el president.

Puig ya ha intercambiado los primeros mensajes con Aragonès tras su investidura. Fuentes de Presidencia confían en un deshielo de las relaciones institucionales con los vecinos del norte, favorecido por la visión más pragmática del presidente catalán en relación a sus antecesores. Bajo su mandato como interino, ya se comprobó cierta sintonía entre Puig y Aragonès, cuando ambos mantuvieron en diciembre un encuentro cordial en Barcelona propiciado por el primero tras años de desconexión entre ambos gobiernos autonómicos. Aunque la idea es mejorar las comunicaciones y caminar hacia un acercamiento con Cataluña como aliada en cuestiones territoriales, en el Palau no hay prisa.

Primero habrá que esperar a que termine de formarse el nuevo Govern y comprobar el impacto de la decisión sobre los indultos. Además, hay más condiciones: el ejecutivo de Aragonès ha de querer participar en foros federales y alejarse de la vía unilateral.

Puig también aseguró ayer que «en Madrid se ha vivido un ‘procés’ oculto» y pidió avanzar para que la estructura del Estado «asuma la realidad diversa» de España frente al marco actual, condicionado por el «efecto capitalidad».