Entre 2019 y 2020, el Gobierno, a través de la empresa pública Acuamed, consiguió poner en marcha las cuatro desaladoras que estaban sin actividad en la Comunitat Valenciana, a pesar de llevar varios años construidas. Moncofa, Mutxamel, Orpesa y Sagunt ya han comenzado a desalinizar agua y cuentan con sus primeros clientes (ayuntamientos, comunidades de regates e industrias). Lo preocupante es que la financiación de estas millonarias infraestructuras, los problemas legales con algunos municipios y la falta de conexiones frenan la rentabilidad de las plantas.

«Para aumentar la rentabilidad necesitamos clientes», resumían desde la delegación de la cuenca del Xúquer de Acuamed. Y aunque ya tienen los primeros suministros, todavía están muy lejos de llegar a un balance óptimo. Hay que recordar que el Gobierno ha invertido en este siglo en la Comunitat 660 millones para construir un total de siete desaladoras. Estas infraestructuras garantizan el suministro de agua, sorteando episodios de sequías y sin depender de acuíferos o trasvases de otros ríos.

Los datos de los últimos ejercicios no son demasiado halagüeños respecto a la producción de agua de las desaladoras, aunque la expectativa para 2021 es alta. Por contra, el año 2020 no se puede tomar como año de referencia debido a la pandemia, un ejercicio en el que la planta de Torrevieja, por ejemplo, tuvo la mitad la de producción que en 2019.

Pero si se confirman las buenas previsiones, Torrevieja (la desaladora más grande de España) estaría muy cerca de su tope de producción anual de 80 hectómetros al año. De momento en los cuatro primeros meses ya suma el 20 por ciento de su capacidad total.

En cuanto a las plantas que de momento están infrautilizadas, Moncofa funciona desde marzo de 2019 con «caudales pequeños» y está a la espera de que la población de Xilxes se conecte, además de una gran empresa azulejera. «Esperamos que ambas canalizaciones estén ejecutadas en breve», explican fuentes de la empresa. La previsión es alcanzar los 2 hectómetros este año de los 11 posibles; de momento lleva acumulados solo 0,1 hm3. Si se alcanza un acuerdo con los municipios del Consorcio de la Plana, su producción alcanzaría el máximo. «Estamos trabajando para conseguir este importante acuerdo».

Orpesa está en marcha desde abril de 2019 y suministra también a la población de Benicàssim, con la expectativa de alcanzar 3,2 hm3 al año de los 17 posibles. Hasta abril de 2021 ha producido 1 hectómetro. Cabanes firmó su acuerdo en noviembre de 2020 y está a la espera de la autorización de la Confederación Hidrográfica del Júcar para recibir hasta 0,3 hectómetros anuales.

Sagunt está suministrando desde 2019 solo a una empresa tras el rechazo del ayuntamiento a firmar el convenio. Acumula solo 0,07 hectómetros hasta abril y su capacidad es de 8 al año. Es la desaladora más infrautilizada del territorio.

La batalla de la amortización

Como explicó ayer este periódico, cuando se construyeron las nuevas plantas, se firmaron unos convenios con los ayuntamientos del área de influencia en los que aceptaban pagar los costes de amortización de las depuradoras durante 25 años. Muchos consistorios los consideran ahora completamente inasumibles. Por ello, en 2018 Acuamed propuso acuerdos especiales y cánones más asequibles. Pero Sagunt continúa batallando para que el Estado asuma esos costes.

Por último, la CHJ advirtió a los municipios del entorno de Mutxamel que no podía seguir explotando los acuíferos y, por tanto, era obligatorio que se suministraran con agua de la desaladora. Esta infraestructura se puso en marcha por fin en diciembre de 2020 con un acuerdo con Aguas de Alicante por 5 hectómetros anuales. Tiene una capacidad de 18 y en el primer cuatrimestre de este año ya ha producido casi 2 hectómetros. La propuesta de cerrar otro convenio con El Campello fue rechazada por el pleno municipal, aunque Acuamed está dispuesta a que cumplan con su compromiso y acudirán a la justicia ordinaria.