José Almudéver Mateu dedicó sus últimos años a divulgar los desastres de la Guerra Civil y su lucha por el Gobierno legítimo de la II República en colegios, institutos y centros públicos valencianos. Tras su fallecimiento, las redes sociales se llenaron de mensajes recordando su legado, que su familia agradece de corazón. Como el del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien destacó el «compromiso político y perseverancia de Josep Almudéver, el último brigadista internacional. Combatió contra la dictadura y defendió la democracia sufriendo la represión de la posguerra y el exilio. Mi cariño a sus seres queridos». También el presidente de la Generalitat Ximo Puig y la consellera, Rosa Pérez Garijo, mostraron sus condolencias a la familia. «Qué contento estaría de leer todos estos mensajes que le han dedicado estos días», aseguran sus hijas Ilda y Sonia Almudéver a Levante-EMV. Un reconocimiento que el último brigadista pudo recibir en vida. La Generalitat lo nombró «Embajador de la C. Valenciana» en el Nou d’Octubre de 2016, recibió el Porrot d’Honor Ciutat de Silla en 2017. En el acto de 2016 protagonizó varias anécdotas. Un exceso de celo de una responsable de protocolo le impidió exhibir la bandera republicana cuando iba a recoger el premio. Al final del acto, cuando sonó el himno de España, Almudéver se apartó discretamente del estrado al escuchar la Marcha Real y que él consideraba una reliquia franquista porque era la música que sonaba en la Cárcel Modelo cada mañana cuando fusilaban a los presos.