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Cambio Climático

Junio deja de ser un mes primaveral para ser considerado verano

El Mediterráneo se ha calentado un grado en los últimos 35 años, según un informe de 30 investigadores

El cambio climático está dejando veranos cada vez más intensos y duraderos Fernando Bustamante

El calentamiento medio del Mediterráneo ha sido de un grado en los últimos 35 años, un incremento que se produce fundamentalmente en los meses de junio y julio, cuando el ascenso alcanza los dos grados, y que evidencia que el verano “empieza antes, dura más y es más intenso". De hecho, según los expertos, junio ha dejado de ser un mes primaveral y hay que considerarlo ya como verano.

Así lo recoge el último informe científico sobre cambio climático en el Mediterráneo, coordinado por el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, y el catedrático de Geografía Humana de la Universitat de València, Joan Romero, que se ha presentado este miércoles en el Jardín Botánico de València. Los trabajos de 30 investigadores se han plasmado en el libro “Cambio climático en el Mediterráneo”, publicado por la editorial Tirant lo Blanch.

El estudio refleja asimismo que el Mediterráneo se calienta "entre dos y tres veces más" que los océanos en el ámbito global; que el calentamiento es el doble de rápido en las zonas de interior y altas, como en el Penyagolosa, que en la franja litoral; y que el mes de junio ha dejado de ser climáticamente primaveral para ser "totalmente estival".

El Mediterráneo, por su forma semicerrada está catalogada “como una zona de calentamiento rápido, donde el incremento de temperatura es superior”. Desde el Departamento de Geografía de la Universitat de València se han utilizado imágenes térmicas de los satélites de los últimos 35 años. “A partir de estos análisis se ha estimado una tasa de incremento de 0,03 grado por año, 1 grado en 35 años”, ha asegurado la catedrática María José López. Este calentamiento “afectará a especies marinas, circulación marina, nivel del mar y aumento de las ciclogénesis explosivas”, ha añadido.

La también catedrática María José Estrela ha aportado datos sobre temperaturas y precipitaciones, todos muy preocupantes. “Junio ha dejado de ser un mes primaveral, para ser considerado de verano”, ha asegurado la investigadora. “Se ha comprobado que hay un incremento térmico tanto en máximas y mínimas, mayor en máximas, pero también el mínimas en el litoral. Se confirma la pérdida del confort térmico porque cada vez son más frecuentes las noches tropicales de más de 20 grados, pero hay que acuñar otro término, el de las noches tórridas o ecuatoriales, en las que no baja la temperatura de 25 grados”, ha explicado. “Si hablamos de un aumento de medio grado en la zona litoral, en las zonas del interior es de un grado y en alta montaña es de 1,5 grados”, ha constatado Estrela.

Respecto a las precipitaciones, se evidencia una pérdida “destacable” de lluvias en las cuencas del Segura y Xúquer, especialmente grave en esta última, con una reducción del 20 % de lluvia anual en la cabecera-, mientras disminuye la frecuencia de lluvias moderadas en favor de las extremas, que favorecen fenómenos como la DANA o las cicliogénesis

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