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Pobreza

"Ha sido un tsumani que nos ha devuelto a 2016": Cáritas atendió a 124.576 personas en el año 2020

El 72 % de las personas atendidas por Cáritas durante la pandemia fueron mujeres - Los cuidados remunerados, el trabajo agrícola y la hostelería han sido los sectores más afectados

Colas del hambre en València

Un tsunami. Es la imagen que Cáritas diocesana de València ha elegido para presentar su Memoria Anual del año 2020 y su actuación durante la pandemia de coronavirus, en la que tuvo que atender a 124.576 personas empobrecidas, un número mayor que el del año anterior en las tres provincias. Su secretaria general, Aurora Aranda, ha declarado que "esta crisis ha sido un tsunami que nos ha devuelto de golpe a 2016".

Al contrario que en la crisis de 2008, cuyos efectos se notaron de manera progresiva, la pandemia ha sido un golpe de un día para otro para muchas personas. De hecho, ha explicado Aranda, muchos de los datos recogidos por las 686 Cáritas parroquiales de toda la Comunitat pueden ser inexactos, ya que el volumen de trabajo ha sido tal que "nuestros voluntarios dedicaron todos los esfuerzos a las personas, y no priorizaron la recogida de datos". Pese a todo, la tasa de pobreza en la Comunitat (23,7 %,) sigue por encima de la media nacional (20,7 %).

Así, las cifras presentadas este jueves arrojan que la pobreza tiene rostro de mujer (72 % de las personas atendidas), de migrante en situación irregular (61 % de los usuarios), pero también, y cada vez más, tiene cara de niño y de niña (el 26 %). Son muchos los factores que componen la pobreza, pero si miramos las cifras totales, lo que era una línea hacia abajo desde el inicio de la crisis se ha levantado en el año de la pandemia, uno especialmente difícil para los más de 8.000 voluntarios que componen la entidad. Si miramos los datos de la provincia de València, los beneficiarios han crecido un 26 %.

Sin red de apoyo

"Otra de las diferencias respecto a 2008 es que no tenemos el mismo punto de partida", todavía hay muchas personas que no habían salido de la anterior crisis, que están instaladas en la sociedad excluída, y las personas que han llegado a Cáritas en 2020 se suman a las primeras, "partimos ya con eso", ha explicado Aranda.

Ignacio Grande Ballesteros, director de Cáritas València, ha ahondado en esta idea para explicar que "desde hace años venimos advirtiendo de la existencia de trabajadores pobres, que llegaban a fin de mes muy justos sin capacidad para afrontar un imprevisto y mucho menos para ahorrar. Con la llegada de esta crisis muchos han perdido el empleo de un día para otro y pasar a utilizar las ayudas sociales por primera vez en su vida". Por otro lado, según Grande Ballesteros, muchas familias se han quedado sin el colchón económico o familiar de apoyo que sí que traían en la crisis de 2008.

"Muchas personas tienen dificultades para empadronarse, nos hemos encontrado hasta listas de espera en un procedimiento que debería ser de urgencia", dice Grande Ballesteros.

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Una grandísima parte de las personas atendidas, ha explicado Aranda, son personas que han perdido el empleo "de un día para otro", o se han quedado en ERTE. En parte, muchas de estas personas trabajaban en la economía sumergida y la pandemia les dejó aislados, sin red de apoyo familiar y sin la posibilidad de pedir ninguna ayuda social. Los sectores más afectados, según Cáritas, han sido el de los cuidados remunerados, el trabajo agrícola (trabajadores 'esenciales' en primer línea), pero también la hostelería.

En las conclusiones del informe, Grande Ballesteros ha explicado que "el trabajo en condiciones dignas no es un privilegio, sino un derecho", y ha llamado a las administraciones a sacar adelante políticas sociales expansivas. Por otro lado, ha incidido en la cuestión del empadronamiento, condición fundamental para que cualquier persona pueda acceder a ayudas, y ha denunciado que "muchas personas siguen teniendo problemas para empadronarse, y nos hemos encontrado listas de espera cuando es algo que debería moverse por procedimiento de urgencia".

Vivienda, soledad e infancia

Pero la pandemia no ha sido solo una cuestión de salud física, ni de economía, hay muchas más variables que atender, según ha incidido Grande Ballesteros. Una de ellas es la vivienda. Para Aranda "vivienda no es lo mismo que tener un techo, sino que es un espacio de seguridad, donde poder desarrollar tus proyectos vitales", según ha explicado "muchas familias numerosas han tenido que pasar el confinamiento hacinadas", lo que tiene un gran impacto en estas personas. En esta línea, añadió que "nos preocupa mucho el mes de septiembre, cuando se levante la moratoria de los desahucios".

"Vivienda no es lo mismo que tener un techo, sino que es un espacio de seguridad, donde poder desarrollar tus proyectos vitales", dice Aranda.

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Muy ligada a la vivienda se encuentra la infancia en situación de pobreza. En concreto, lo más preocupante para Cáritas ha sido la brecha digital en cuestión de educación, que ha alejado a miles de menores de poder estudiar en condiciones durant la pandemia. Una brecha digital, también acentuada y que ha afectado a multitud de personas a la hora de realizar trámites administrativos, o solicitar ayudas de manera telemática, y que ha resultado un obstáculo enorme para multitud de personas.

En otro plano, Cáritas ha destacado la soledad en las personas mayores durante esta pandemia, algo que ha afectado también a decenas de miles de personas, que no han encontrado medios para relacionarse.

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