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De la lista al pinchazo pasando por el SMS

La Comunitat Valenciana aprovecha sistemas de almacenamiento de datos y programas informáticos para organizar la convocatoria vacunal

Una mujer muestra la citación de la vacuna en la pantalla de su móvil en la cola para inmunizarse en la Ciutat de les Arts i les Ciències. | M.A.MONTESINOS

Pocos acontecimientos han puesto el SMS tan de moda desde la primera década de los 2000 como los avisos para la vacunación contra la covid. La llegada de la cita, con la información de qué tipo de suero se va a recibir incluida, en un mensaje de texto es un regreso a los tiempos de las abreviaciones de palabras, haciéndolas casi jeroglíficos, para ahorrar en su coste. Sin embargo, en el caso de la convocatoria sanitaria, hasta que la notificación ilumina la pantalla hay muchas horas previas para resolver el sudoku.

La sede de la Conselleria de Sanidad está en la calle Micer Mascó. Es en las entrañas de este edificio encallado entre las facultades de Blasco Ibáñez, el estadio de Mestalla y la Alameda donde se gesta lo que días después será una fecha con la que comenzar a vencer al virus. En esa tarea trabaja un equipo de casi una treintena de personas que parte de un grupo técnico de siete y se ramifica en análisis de datos, trabajo informático, sanitario y logístico.

El pinchazo se empieza a organizar una semana antes de que el suero comience a generar anticuerpos en los brazos de la ciudadanía. Si el SMS suele llegar los sábados, las reuniones comienzan el lunes. En estas, más allá de los posibles asuntos más espinosos que estén encima de la mesa, principalmente se analiza cómo funcionó todo la semana anterior y si hubo fallos que debieran ser enmendados o elementos futuros que debieran tenerse en cuenta a la hora de la siguiente ronda de convocatoria.

El martes los renglones de la semana comienzan a dibujarse. El primer número que se mira y a partir del que todo pivota son las personas que han de completar su pauta con segundas dosis y con qué vacuna se tendrían que dar estas. En realidad, esto está ya organizado previamente. Tal y como destaca Ramón Limón, subdirector general de Evaluación de la Gestión Asistencial, se da la citación completa en el primer SMS: las dos convocatorias en caso de necesitar dos pinchazos y qué vacuna van a recibir.

«Da seguridad a la gente y le permite organizarse», indica Limón, una de las personas del núcleo técnico por las que pasa el rompecabezas de la citación. Así, tras la primera cita se ha de comprobar quién acudió a vacunarse y si finalmente lo hizo para confirmar su segunda convocatoria o borrar esta dentro del organigrama e incluirla en una llamada posterior.

A partir de ahí, en cuanto se conocen las dosis disponibles para la semana siguiente (también se juega con las reservas), comienzan a elaborarse las nuevas llamadas. El número de personas nuevas que se van a citar se ha de distribuir de manera proporcional por municipio por población, un hecho que hace que en algunos departamentos se avance en unas edades antes que en otras.

Entra en ese momento la destreza manual y las aplicaciones informáticas. Las citas se programan en Abucasis, el programa que utiliza la sanidad pública para gestionar las agendas de Atención Primaria. En Alumbra se cruzan las diferentes bases de datos: edad, de si ya han recibido alguna dosis o de si han dado positivo en una prueba diagnóstica de la covid en menos de seis meses.

Hechas las exclusiones, la planificación de las dosis se hace con un excel, en un trabajo casi artesano. Se ordena por edades y puntos de vacunación, ahora 133, cinco veces más que departamentos de salud, en algunos casos juntando en ellos a municipios enclavados en diferentes áreas hospitalarias. La regla de tres se convierte en aliada junto a la programación informática para el reparto por persona y lugar una vez seleccionados los candidatos.

«Hay mucho trabajo previo, la Comunitat Valenciana tiene muy buenos sistemas de información, desde el SIP hasta los datos de microbiología de pruebas diagnósticas, Alumbra nos ha permitido cruzar estas bases de datos y la del registro de vacunaciones», expresa Ramón Limón. Tras la asignación de fecha, hora, lugar y tipo de vacuna para la primera y la segunda cita, llega la programación de los SMS, un mensaje tipo enviado normalmente viernes y recibido el sábado.

Buscar población flotante

Hasta ahí es el proceso normal, con muchos quebraderos de cabeza y cálculos porque en un mismo día en un mismo lugar se han de evitar la inyección de dos tipos diferentes de vacunas o porque a finales de mayo se pasó de 24 a 133 puntos de inmunización que debían estar previamente organizados puesto que en cada SMS se informa de las dos citas. Asimismo, Limón defiende que se ha optado por un modelo de convocatoria desde la Generalitat y no de petición de citas desde la ciudadanía como en otras autonomías «para evitar brechas de acceso».

Sin embargo, ha habido situaciones excepcionales que han complicado, si cabe, el proceso. Una de ellas fue la de qué hacer con la segunda dosis de AstraZeneca para menores de 60 años. La dificultad estaba en cómo generar una cita sabiendo ya qué vacuna había elegido para no enviar viales de Pfizer y AstraZeneca hasta el punto de inmunización.

Las ausencias de quienes una vez citadas no acudían también han supuesto un aumento de la tarea al necesitar enviar dos mensajes más: uno informando de la anulación de la segunda dosis y otro con la nueva fecha propuesta «porque siempre hay una segunda oportunidad».

Con el grupo de los 70 a 79 años es con el que más dificultades se ha tenido. Errores de datos, fallos en los teléfonos móviles, de recepción de SMS o de movilidad a los vacunódromos son algunos ejemplos. La solución fue delegar esta tarea desde los organismos centrales de la conselleria a Atención Primaria, que se encarga a día de hoy de encontrar a los cerca de 10.000 septuagenarios que siguen sin primera dosis.

También, explica Limón, se encuentran problemas en lugares con «alta población flotante» como pueden ser localidades de segundas residencias de ciudadanos extranjeros como Benidorm, Torrevieja o Dènia, a los que se cita y, sin embargo, no acuden porque no residen más allá de la temporada estival. La solución pasa, entonces, por citados masivos de quienes han fallado aunque con mayores llamadas que disponibilidad. «Sabemos que todos no van a acudir», indica Limón entre esquemas sobre papel. La vorágine del sudoku continúa.

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