El Hotel Las Arenas fue el escenario elegido por el comisario principal de la Policía Nacional Ignacio del Olmo, jefe provincial de Alicante tras haber desempeñado el mismo cargo en València, para presentar en sociedad su ensayo sobre la esencia de la novela negra y policiaca, que entiende como «una explicación luminosa de lo que nos pasa con frecuencia en la vida, y la esperanza de no acabar oprimidos por el sistema».

En un acto multitudinario, arropado por representantes de las fuerzas de seguridad, de la judicatura y del mundo editorial a quienes firmó ejemplares del libro, Del Olmo explicó los porqués de este ensayo, cuyo título, «El laberinto y la Diosa triple», encierra todo un argumentario de lo que el lector va a encontrar. En palabras de la periodista y escritora valenciana Amparo Tórtola, madrina del acto, «es mucho más que un compendio de su experiencia como lector voraz de novela negra. Es todo un tratado sobre la vida misma».

En las de su autor, laberinto, porque, basándose en el mito del Minotauro, ese espacio representa la ciudad donde se desarrollan las ficciones policiacas, que «siempre son urbanas» —Teseo sería el detective, protagonista «luminoso y baluarte de la lucha contra un sistema injusto y opresor»; el Minotauro, su antagonista; y el hilo de Ariadna, esa habilidad del detective para desentrañar los misterios— y la diosa triple, la creatividad humana, como «fuerza múltiple de la Naturaleza».

No olvida Del Olmo analizar el papel de la mujer en esa ficción, representada como débil y sumisa, que el comisario explica en el propio concepto patriarcal que domina las sociedades donde se desarrollan las tramas. Y no quiso despedirse sin lanzar un guante a los presentes: que algún policía se decida a escribir una novela a partir de sus vivencias reales para vencer ese papel de «tontos» que les atribuye el género negro más clásico.