Son el colectivo que más está explotando el fin de las restricciones a la movilidad nocturna y el grupo etario en el que menos ha avanzado el proceso de vacunación. Como consecuencia, los jóvenes veinteañeros valencianos están siendo los grandes transmisores del virus desde el fin del estado de alarma y especialmente desde el levantamiento del toque de queda en la Comunitat Valenciana hace algo menos de dos semanas.

En ese margen de tiempo se ha duplicado la incidencia de la covid en la franja de población de entre 20 y 29 años, que desde el inicio de la pandemia representa el 12,9 % del total de positivos registrados por la Conselleria de Sanidad pero que desde que retornó la libertad horaria, el pasado 8 junio, aglutina casi uno de cada cuatro casos de coronavirus detectados en la Comunitat Valenciana (24,7 %).

Los otros dos grupos de edad entre los que más aumentan los contagios desde la desaparición del estado de alarma en mayo son los colindantes a los veinteañeros. Así, en el tramo de 10 a 19 años se registra un crecimiento en la tasa de contagios, pasando del 10 a casi el 15 %, mientras que entre los 30 y los 39 años se eleva dos puntos porcentuales, del 13,6 al 15,5 %. De esta forma, el 57 % de los 6.009 positivos reportados por Sanidad desde la primera semana de mayo se concentran en personas menores de 39 años, cuando en el histórico suponen el 44 %. Si se toma como referencia el fin del toque de queda, el porcentaje escala hasta el 61 %, casi dos de cada tres.

Cambia el perfil del contagiado pero no el origen principal de la transmisión de la enfermedad. Las reuniones sociales siguen siendo las catalizadoras de la covid, como demuestran varios macrobrotes que se han detectado recientemente en la Comunitat Valenciana y de los que ha tenido constancia este diario.

Al menos se han producido siete episodios de contagios masivos en los últimos días que han dejado casi 200 positivos y más de 600 personas en aislamiento por contacto estrecho con alguno de los infectados. Fiestas de amigos, cenas de empresa, viajes universitarios, celebraciones religiosas y ocio nocturno han sido los eventos donde se han generado estos potentes brotes que recuerdan que el virus sigue presente, además con una penetración cada vez mayor de nuevas cepas más transmisibles.

El de mayor alcance tuvo lugar en un bar de copas de València y ya suma 50 personas contagiadas y 156 contactos. Un segundo episodio en otro pub de la misma ciudad también ha dejado 30 casos y 80 sospechosos, mientras que una celebración laboral en Mutxamel se saldó con 23 positivos y 94 contactos, otra reunión de amigos en València causó 22 contagios y 81 aislados y una comunión en Utiel provocó 22 infecciones y 55 posibles casos por contacto estrecho.

El mayor repunte desde marzo

Estas eclosiones han contribuido a que la Comunitat Valenciana haya registrado en la semana que acabó ayer la cifra más alta de casos desde hace más de tres meses, con 1.258 positivos. Al darse entre más jóvenes y con la vacuna como freno de la transmisión en sus hogares, el repunte no se ha traducido hasta el momento en un crecimiento ni de la presión hospitalaria ni del número de defunciones, pero manda una señal de alerta apenas unos días antes de que la mascarilla deje de ser obligatoria en la calle, un paso que el Consell tenía previsto acometer ya avanzado el verano pero que el Gobierno central ha acelerado ante las decisiones de países vecinos como Francia.

Estos brotes en locales de ocio nocturno llegan con el sector reclamando su vuelta al horario habitual y con el botellón en el centro de la polémica. Actualmente estos establecimientos deben cerrar a las 2 de la madrugada y argumentan que esa clausura temprana es la principal causante de las fiestas ilegales, ya que los jóvenes siguen la fiesta en la calle.

Además, destacan que los protocolos actuales facilitan el rastreo de esos brotes, que si se hubieran dado en domicilios particulares hubieran sido más complicados de trazar y acotar. «Permite el rastreo porque tenemos un sistema de registro de los clientes que acceden a nuestros locales», reivindicaba ayer a este diario Víctor Pérez, presidente de la patronal del ocio nocturno Fotur.

Pérez hace una «lectura positiva» de estas detecciones y critica que haya voces que cuestionen su vuelta a la actividad. «En la vía pública hubieran sido irrastreables, es bueno que estén controlados. Ese es nuestro papel», defendió.