Por la pandemia del coronavirus se manda y aconseja no encender hogueras de nuevo en la mágica Noche de san Juan en la que la muchachada se vuelca a sumergirse lúdicamente en lo mistérico por sus genes mediterráneos. Nuestro mar influye sobremanera en nuestra antropología entregándonos a aquellos ritos que creemos pueden hacernos trascender e interferir en nuestras vidas y destinos.

Aunque la fama en estas materias la tiene Galicia en nuestra península Ibérica,  la región valenciana no se queda atrás, siendo especialmente dados a ellas en las comarcas de las dos Marinas, alta y baja, donde históricamente ha habido lugares y períodos de intensa actividad esotérica y espiritista. En dichas tierras han florecido comunidades de onas de distintas creencias y hasta sectas, que han hecho de dichas doctrinas su manera de vivir. No faltan los grupos que por libre se dedican a la magia negra y satanismo.

Hay una especie de triángulo isósceles de las Bermudas en el mar irradiado por las influencias del Montgó de Denia-Xabea y el Peñón de Ifach en Calpe, el cual tiene su base en tierra,  donde ocurren sucesos extraordinarios referidos con estas doctrinas y actividades. Son estos puntos conocidos como “lugares de poder”, donde ocurre de todo, hechos regidos por la fuerza telúrica de los clásicos elementos de la Naturaleza que define la filosofía clásica griega: el fuego, el agua, el aire, … a los que se atribuye un poder trascendente y que hace trascender.

Una hoguera en la playa.

 No sólo surgen en la zona comunidades religiosas, espirituales, negocios de santería o de magia negra y grupos de ritos satánicos. Con frecuencia importantes premios de lotería u otros juegos de fortuna recaen sobre lugares de las Marinas entre Denia y Altea. E igualmente acaecen pequeños seísmos con epicentro en el mar que afectan al territorio. Para los creyentes en este tipo de paraciencias diríase que hay un magnetismo especial en la zona para cosas extraordinarias variadas y controvertidas con emitido desde el Montgó principalmente con reflejos en el Peñón de Ifach, su roca subordinada.

 

El caso de Planes

 Santería, brujería, esoterismo, curanderismo,… forman tradicionalmente parte del ADN de nuestro pueblo, al igual que en otras partes del mundo, por la necesidad que tiene el ser humano en intervenir e interferir para cambiar a mejor su vida o superar situaciones y trances. Algo de ello vió Antonio Josef Cavanilles cuando visitó nuestras tierras en el siglo XVIII para hacer una radiografía literario-científica de ellas, no sólo lo observó en los pueblos de la mar, también en los de la montaña.

 Cuando llegó a Planes supo de las leyendas de brujas que se contaba del Barranc de l´Encantà, aún vivas por cierto, que versan sobre aquelarres y orgías de brujas, tesoros escondidos, orgías,  “fábulas indignas –decía-  de hombres juiciosos, perpetuadas solamente por la superstición e ignorancia. Quanto ofrece aquel barranco es natural y efecto de las aguas, que abrieron un callejón profundo, y dexaron por ambos lados cortes casi perpendiculares de más de 50 varas.”

 

Sumergirse en el agua

 Esta noche los fieles y creyentes en estas teorías seguirán con sus ritos, usos y costumbres. No habrá hogueras, no las saltarán en además de quema todo lo viejo e iniciar un nuevo tiempo, en este caso el verano, no habrá fuego, pero hay agua, a la que en esta especial noche se le atribuye propiedades mágicas y cura y renueva a quien se sumerge en ella bajo la luz de la luna llena que, dicen, es capaz de eliminar lo negativo de la vida y garantizar la salud durante el año. O saltando tres, siete, nueve, olas  pidiendo un deseo en cada una de ellas.

Queda una última y más cómoda alternativa, la más seria y científica para los incrédulos y para los que no salgan de casa. Adquirir la hierba de san Juan, tenerla toda la noche del 23 en agua y lavarse con ella la cara en la mañana del 24. Es una planta curativa, con propiedades medicinales, que en la Edad media servía para “echar los demonios fuera de uno”. La hierba de san Juan tiene un principio activo que se llama hiperforina y se utiliza contra el alzheimer, trastornos nerviosos, depresivos y emocionales, entre otras enfermedades.

Un manojo de hipérico o hierba de San Juan

De la hierba de san Juan y de las costumbres de esta noche tiene mucho investigado y publicado Alvar Monferrer, nuestro mejor antropólogo y etnógrafo, plantea más alternativas al fuego de nuestro vademecum autóctono como hacer arder “antorchas fabricadas con manojos de hierbas para evitar las plagas; toda clase de prácticas, pócimas y ungüentos, especialmente pensados para esa noche, con el fin de no caer enfermo durante el año; la recolección de hierbas  medicinales, como el hipérico o hierba de San Juan, buena para las quemaduras y para aliviar las depresiones y otras enfermedades mentales, o la escrofularia, el saúco, el trébol y el cardo, beneficiosos contra las enfermedades de la piel; flores de espino adornando las puertas para ahuyentar las tormentas; y todo aquello que pueda hacer huir a los malos espíritus, como hacer sonar caracolas de mar, agitar cencerros y esquilas o arrastrar ristras de objetos metálicos”. Todo un elenco de entretenimiento y por si acaso.