Con el qué, quién y por qué claros y el deseo de que el cuándo sea antes de que empiece el nuevo curso escolar (pero dependiendo siempre del ritmo de llegada de dosis), la vacunación contra la covid en adolescentes se ha enredado en el dónde. Así, dos son las posibilidades que se abren: citarlos como a cualquier ciudadano más en los puntos de inmunización masiva o llevar el suero hasta el alumnado en las mismas aulas.

El debate lo abrió por la mañana el conseller de Educación, Vicent Marzà, quien ofreció a la Conselleria de Sanidad «toda la logística y capacidad organizativa de la comunidad educativa» para que esta inmunización sea «lo más ágil y segura». En esta habló de que los menores de entre 12 y 16 años (las edades para las que está aprobada la vacuna de Pfizer) «vayan a lugares que conocen y estén en la mayor tranquilidad».

El ofrecimiento fue más allá de simplemente dejar las aulas para poner los pinchazos sino que también ahondó en la posibilidad de que si fuera en agosto (como deslizó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez), se podrían abrir los centros educativos de manera excepcional. La coletilla, sin embargo, de «si lo considera Sanidad» y de «las autoridades sanitarias serán quienes decidan» son las que dejan el ofrecimiento de Marzà en una posibilidad remota de que se vaya a llevar a cabo.

Desde la Conselleria de Sanidad no ven claro que la vacunación se desarrolle en los centros educativos. Entre los motivos, consideran que es «más operativo» hacerlo en los puntos de inmunización que están en marcha y que tienen ya a su personal asignado y organizado. Para hacerlo en los institutos, en cambio, sería necesario llevar a profesionales sanitarios hasta cada una de estas infraestructuras educativas, con su consiguiente perjuicio en la atención asistencial y que podría afectar a la vacunación de las personas de entre 20 y 29 años que en esos momentos estarán, seguramente, recibiendo alguna de las dos dosis contra la covid.

El departamento que dirige Ana Barceló no es el único que se ha mostrado contraria a la inmunización de los menores de entre 12 y 16 años en sus centros de estudio. Desde la Federación de Centros de Enseñanza de Valencia (Feceval), patronal de la concertada, mostraron su dudas al respecto. «En las primeras semanas de septiembre la carga burocrática, administrativa y de organización es increíble y supondría un extra que no sé si podemos asumir», explica Mariola Hernández, directora gerente de la entidad, quien, además, rechazó de plano que pudiera ser en las semanas previas. «Agosto es inhábil, hay que dejar descansar a los colegios», señaló.

Asimismo, Hernández añadió que con los desdobles de clases en Secundaria y Bachillerato para garantizar la presencialidad y el 1,2 metros «no hay tantos espacios donde se pudiera vacunar en los centros». «Nosotros nos ofrecemos a ayudar en los listados y en el acompañamiento, pero preferimos que se haga en los puntos oficiales de Sanidad», remarcó la gerente de Feceval.

Opinión contraria mostraron desde Adies, la asociación que agrupa a los directores de instituto de la Comunitat Valenciana. «La consideramos idónea, es más ágil y más fácil que tener que transportar a todo el alumnado a los puntos de vacunación», señaló su presidente, Toni González Picornell quien asimismo valoró que se pueda «tener a todos los alumnos identificados y no depender de si son de otros lugares y que no sean citados por falta de SIP». También se mostró favorable a abrir en agosto: «Es una situación especial, si hubiera que hacerlo, lo haríamos».

Una visión más favorable dan los pediatras. «Es una muy buena opción», asegura María Garcés-Sánchez, del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, quien indica que vacunando en institutos y colegios se consigue «un aumento de la cobertura, llega a más gente». Asimismo, Garcés-Sánchez insiste en que hasta llegar a los menores se vacune primero al resto de grupos ya que «se contagian menos, se infectan menos y tienen menos síntomas» que el resto.

Cuenta atrás para el inicio de la vacunación de cerca de 540.000 treinteañeros valencianos. Mientras en otras autonomías tienen la posibilidad de comenzar a gestionar su citación, la Comunitat Valenciana espera poder iniciar su citación a mediados de julio.

En concreto, según indicó ayer el president de la Generalitat, Ximo Puig, la fecha específica esperada y deseada será el 17 de julio, casi un mes y medio después de que empezara la inoculación contra la covid en el grupo anterior, el de los 40 a 49 años, el más numeroso por edad de todos con unas 841.000 personas censadas.

«El 17 de julio podríamos comenzar a llamar a los tramos de 39 a 30 años», expresó el jefe del Consell quien añadió que en algunos departamentos podría ser antes porque «no todos avanzan a la misma velocidad» sino que depende de la cantidad (y distribución etaria) de población que hay en cada uno de ellos.

Sin embargo, empezar con esta cohorte irá, según añadió Puig, «muy vinculado a la capacidad de suministro de las farmacéuticas». En este sentido, las dos principales incógnitas están situadas sobre Pfizer por «si se consolida» la cantidad de sus envíos (en torno a unas 300.000 dosis a la semana) y si «se recuperará» (y compensará) la cantidad de vacunas que han dejado de llegar de Janssen por un problema en una de las fábricas de EEUU.

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, casi cuatro de cada diez valencianos de entre 40 y 49 años tienen ya una dosis contra la covid inoculada.