La hora de la reparación está cerca para las más de 33.833 personas que fueron llevadas entre 1959 y 1983 desde fosas comunes y cementerios de todo el país al Valle de los Caídos. Entre ellas, 1.971 personas inicialmente enterradas en la Comunitat Valenciana que acabaron en lugar más icónico del franquismo.

La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, anunció ayer a través de las redes sociales que pronto comenzarán los trabajos de exhumación e identificación de víctimas enterradas en el Valle de Cuelgamuros porque ya han recibido el permiso correspondiente del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial.

Se abre así la posibilidad de recuperar e identificar a miles de cuerpos que fueron apilados en las distintas criptas de este monumento franquista. La mayoría de las personas enterradas no están identificadas, pero algunas familias sí consiguieron seguirle la pista a los restos de sus familiares.

1.727 cuerpos de la C. Valenciana

Se sabe que la mayoría de los restos mortales que se sacaron de la Comunitat Valenciana, 1.727, procedían de Castelló, según la última cifra de identificados hecha pública por el Ministerio de Justicia. La mayoría habían perecido en la conocida como batalla de Levante. «Y probablemente en su mayoría eran soldados del ejército sublevado que perdieron la batalla, ya que hubo más víctimas nacionales que republicanas», explica Matías Alonso, presidente del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica.

Otros 227 eran de ciudades como València, Paterna, Alzira, Silla o Benaguasil. De Alicante solo constan 17 cuerpos. Se sabe también del enterramiento de cuatro mujeres, una de Tavernes de la Valldigna, dos de Ontinyent y una última de València.

Y por el momento, solo una familia valenciana, la de Ángel Fernández, reclama su cuerpo. Siguen peleando para recuperar los restos del joven republicano que nunca regresó de la batalla de Teruel. Fue enterrado inicialmente en el cementerio turolense, pero en 1963 fue trasladado a Cuelgamuros sin ningún tipo consulta o autorización familiar. Al igual que otros miles de represaliados y soldados del ejército sublevado de Franco.

«La verdad es que sigue siendo extrañísimo que ninguna familia más reclame los cuerpos de sus seres queridos. Muchos de los muertos fueron del bando nacional, algunos por ejemplo de la cuarta de Navarra y otras zonas del norte de España, tal vez por ello hay tan pocas reclamaciones», señala Matías Alonso, quien recuerda que en Borriol de los 79 cuerpos localizados «nadie reclamó ninguno precisamente por esta circunstancia, a pesar de difundir sus nombres».

Sobre la autorización recibida por el Gobierno central, la ministra de Memoria Democrática, Carmen Calvo, escribía ayer en su cuenta de Twitter el siguiente mensaje: «El ayuntamiento nos ha dado la licencia de obras para el Valle de los Caídos. Próximamente comenzarán los trabajos de exhumación e identificación de las víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura reclamadas por sus familias. Es de justicia que puedan recuperar su dignidad».

El Gobierno, a través de Patrimonio Nacional, solicitó el pasado mes de abril en el Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial la solicitud de licencia urbanística para poder iniciar los trabajos de exhumación e identificación de las víctimas que fueron inhumadas en las criptas de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos y que han sido reclamadas por sus respectivos familiares.

Esa solicitud se presentó después de que el Consejo de Ministros aprobase el pasado 30 de marzo un Real Decreto del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática para regular la concesión de una subvención de 665.000 euros para la financiación de estos trabajos en el Valle de los Caídos.

«Nos vamos a encontrar muchas sorpresas»

El presidente del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica de la Comunitat Valenciana, Matías Alonso, asegura que con la apertura de las criptas del Valle de los Caídos «nos vamos a encontrar muchas sorpresas». «Es sorprendente en sí» el hecho de que pueda llevarse a cabo la exhumación de cuerpos, añade. «Nadie sabe el escenario real de lo que se va a encontrar, porque muchas criptas ni siquiera coinciden con los planos. Con el tiempo, muchos ataúdes se han roto y por eso de vez en cuando se escuchaba un pequeño estruendo que asustaba», asegura.