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El Bloc desaparece tras 20 años y se llamará Més con un 43 % de rechazo

Los críticos reprochan que la modificación sólo la avalan 313 delegados de 3.300 militantes, ni el 10%

Àgueda Micó ayer en la primera jornada del congreso del Bloc que aprobó cambiar el nombre. | EDUARDO RIPOLL

La denominación Bloc Nacionalista Valencià es historia. Constituido en partido en 2000, el Bloc renuncia a su nombre tras dos décadas y asume el de Més-Compromís. La modificación sale de una ajustada votación celebrada ayer en el congreso de Feria València con 313 delegados a favor (el 55%) frente a 244 (43%) partidarios de mantener el nombre actual, además de ocho abstenciones, y deja un regusto amargo en buena parte de la militancia, la que teme abandonar la esencia nacionalista.

El resultado supone, por contra, el primer paso de una refundación que también es ideológica y que se consumará si la actual coordinadora, Àgueda Micó, apoyada por el conseller, Vicent Marzà, entre otros cargos de primera línea, se impone en la votación prevista para hoy domingo y que elige la primera dirección de Més.

Micó y sus partidarios atribuyen el resultado a una cuestión emocional y a una brecha generacional en la que el sector más joven abandera un cambio total de posiciones frente al más tradicional, que se resiste. El partido maneja desde hace años encuestas que señalan que la marca Bloc genera rechazo en la sociedad valenciana y estaba amortizada.

Pese al resultado, Micó y los suyos ven aval suficiente para iniciar la reconversión del partido y se muestran convencidos de que Més-Compromís permitirá ampliar su base social. Micó recuerda que ya ocurrió lo mismo en la anterior refundación, cuando el partido pasó de la Unitat del Poble Valencià (UPV) al Bloc y cree que cuando pase el tiempo, las reticencias desaparecerán.

Lo apoya el 10% de afiliados

La lectura en la candidatura de Àlex Ruiz y en militantes de la corriente soberanista Bloc i País es distinta. Apuntan que el resultado es un golpe importante para la dirección de Micó y creen que debería replantearse el cambio.

Las cuentas que hace la candidatura del alcalde de Bellreguard es que si la modificación la avalan 313 delegados de 3.343 afiliados, no llega ni al diez por ciento de la militancia. Y aunque lo ven legítimo y democrático, la mayoría de los que se posicionan en contra plantean que debió abrirse un debate interno previo sobre la necesidad del cambio. Hay quien piensa también que al nombre se le ha eliminado la palabra «valencià» cuando lo que se debería hacer es reforzarla. El elevado rechazo al cambio de nombre no es nuevo. Ya se vio en marzo cuando solo el 30 por ciento de la militancia votó a favor de Més-Compromís.

Dos candidaturas hasta el final

Desde que el valencianismo de raíz fusteriana se abrió a la bandera tricolor, el de este fin de semana es, según cargos del partido, el congreso con mayor debate ideológico. Dos formas de ver el partido se disputan hoy la primera dirección de Més-Compromís, la de Micó y la de Ruiz. La primera busca actualizar posiciones políticas hacia un soberanismo de amplio espectro que permita a los valencianos decidir sobre cualquier ámbito de la vida. El conseller Marzà lidera una ponencia política que actualiza el concepto de soberanismo a una visión más social, de empoderamiento de las personas, que se vincula también a una mayor exigencia de autogobierno. Un discurso más social y menos identitario, en definitiva.

La del alcalde de Bellreguard, de base municipalista, llega hasta el final pese a los numerosos intentos de integración. Critica que el partido no ha sabido crecer en su momento álgido y cree que los objetivos del Bloc y del nacionalismo valenciano no se cumplen, lo que provoca desafección. Añaden que las ponencias desenfocan la idea tradicional del Bloc y que se desnaturaliza lo que tradicionalmente significó el partido. Dos formas de ver el partido que parecen en las antípodas y que se disputan hoy la dirección de Més.

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