Ha tenido que pasar casi un año y medio —vacunación y reducción de tasa de incidencia mediante— para que un crucero atracase en la dársena valenciana.

Los remolcadores de Boluda Towage Spain recibieron con arcos de agua a los tripulantes del Mein Schiff 2 al ritmo de «Paquito el chocolate» y pasodobles.

La desescalada progresiva que ha experimentado la autonomía, auspiciada por la mejora cuantitativa de la evolución de la pandemia del coronavirus, ha permitido al Mein Shiff 2 hacer puerto en València. El buque, perteneciente a la naviera alemana TUI, es la primera embarcación de cruceros que atraca en València desde el pasado mes de marzo de 2020, cuando el Gobierno decretó el Estado de Alarma suspendiendo, temporalmente, toda actividad turística.

De este modo, más de 800 pasajeros —según las estimaciones de la Autoridad Portuaria de València (APV)—, llegaban a tierra alrededor de las siete de la mañana, media hora antes del tiempo estimado y respetando, en todo momento, rigurosos protocolos de seguridad. Lo hacían visiblemente emocionados, un sentimiento también compartido por el puerto, que los recibió con generosa hospitalidad a ritmo del folklóre valenciano y una potente ráfaga de agua propulsada por los remolcadores próximos a la embarcación de Boluda Towage Spain.

Así, casi un millar de alemanes, en su mayoría, pisaban el suelo de la capital del Túria cuando el sol despuntaba mientras sonaban canciones como «Paquito el chocolatero». Una aproximación a la cultura autóctona que se prolongó a lo largo del día mediante numerosas excursiones por diferentes núcleos urbanos e itinerarios. Desde recorridos en bicicleta o patinete por el centro histórico hasta amenos paseos en la zona marítima, visitas a la Ciutat de les Arts i les Ciències e, incluso, rutas de senderismo en localidades como Chulilla o las Coves de Sant Josep en la Vall d’Uixó.

Actividad crucerista

El Mein Shiff 2, que hizo su incursión hace tan solo 24 horas antes en la costa alicantina, hizo escala en València en una jornada, a priori, histórica. Su llegada a la dársena valenciana supone la reactivación de la actividad crucerista, que en el último año ha generado pérdidas que se elevan hasta los 71 millones de euros, según afirmó Francesca Antonelli, responsable de Marketing y Crucero de la APV. Por ello, celebró la realización de estas «primeras experiencias piloto» con la vista puesta en los cruceros internacionales. Atracarán, como prevén desde la entidad portuaria, el próximo mes de julio. «Todos los agentes implicados tenemos que asegurar la trazabilidad de los recorridos para los turistas y el cumplimientos de todos los protocolos de seguridad.

La actividad crucerista tiene un impacto económico no solo positivo, sino también trasversal, pues repercute en sectores como el transporte o la hostelería», valoró. En este sentido, defendió que «los cruceristas tienen ganas de volver» y que «las compañías están rehaciendo itinerarios, aprovisionando los buques y volviendo a contratar personal». «Los anuncios que nos hacen las navieras son optimistas y, aunque pausada, la recuperación empieza a ser ya una realidad».

De este modo, la llegada del navío alemán al Muelle de Cruceros 1 de la ampliación norte del Puerto de València dio la bienvenida a un nuevo periodo, propulsado también por el fin del uso de las mascarillas en exteriores durante la jornada anterior, en que la «normalidad» deja de ser una ansiada quimera. No obstante, lo hace con precaución y en territorio nacional. Específicamente, a través del arco mediterráneo. El Mein Shiff 2, que cumplió «estrictamente» con todos los protocolos relativos a los cruceros de itinerarios de puertos españoles dictados por la Conselleria de Sanidad, realiza un recorrido peninsular con escala en ciudades como Málaga, Palma de Mallorca, Alicante, València y Barcelona, el próximo destino que emprendió ayer el crucero a partir de las 19:00 horas.

Apuesta por la seguridad

La seguridad es uno de los principales ejes sobre los que se estructura la vuelta a la actividad del turismo de crucero. Seguridad tanto para el pasaje como para la tripulación y, también, para la ciudad de destino. Desde controlar los aforos —se han puesto a la venta el 60 % de las localidades de la capacidad del navío— hasta el establecimiento de las denominadas «unidades camarote» o la realización de test PCR y control de temperatura, las más de 800 personas que recorrieron ayer el ‘cap i casal’ lo hicieron sin comprometer la seguridad de la población valenciana. «Los cruceristas tienen ganas de volver. Las navieras están rehaciendo itinerarios, aprovisionando los buques y volviendo a contratar personal», especificó Antonelli. La situación epidemiológica, regulada mediante exhaustivos protocolos de seguridad, obliga a mantener una actividad muy controlada de los desplazamientos e interacciones de los pasajeros, que desembarcaron de forma escalonada en núcleos burbuja —máximo de 24 personas— para realizar alguna de las excursiones contratadas previamente y acompañados, en todo momento, por un guía. Una de ellas fue Ana María Galera, que acompañó a uno de los grupos burbuja que visitó l’Albufera de València. «La gente viene con muchísimas ganas de pasárselo bien, el mercado alemán suele ser reacio, pero han llegado con una actitud muy abierta y positiva, ¡no paraban de hacer fotos! Han disfrutado muchísimo», explicó. Además, defendió la reactivación de esta actividad turística y expuso que los miembros de su grupo reducido respetaron en todos momentos la normativa establecida. «No se han quitado la mascarilla, se desinfectaban las manos constantemente y no han entrado en ninguna tienda de ‘souvenirs’», concluyó.

Así, para esta operativa todas las empresas implicadas, como la Autoridad Portuaria de València, los consignatarios Intercruises y Erhardt en València, la terminal Trasmediterránea y el operador turístico Intercruises, junto a la Conselleria de Sanidad y las entidades de promoción turística, trabajaron intensamente para garantizar la seguridad. «Hasta que la situación mejore y los protocolos sanitarios así lo indiquen, la prioridad es limitar la interacción con la población local para minimizar los riesgos de contagio y ofrecer a los turistas experiencias al aire libre», destacó Francesca Antonelli.

Hacia la sostenibilidad

Según expuso la responsable de Marketing y Cruceros de la APV, las navieras abogan por un modelo turístico cada vez más sostenible. Como TUI, muchas empresas de transporte marítimo elaboran, en consonancia con diversas autoridades portuarias, excursiones verdes que tienen en la movilidad sostenible su máximo exponente.

En el caso de TUI, esta facilitó hasta un centenar de bicicletas eléctricas y patinetes a los pasajeros para que recorriesen la ciudad. Todavía es pronto para dirimir el efecto de la llegada de cientos de cruceristas a València, pese a los alentadores presagios, en términos sanitarios, económicos o ambientales. Lo que es seguro es que, el próximo 11 de julio, el Mein Shiff 2 volverá a atracar en la dársena valenciana. Hasta ese entonces, la ciudad celebra la vuelta a su ansiada normalidad.