Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De la Commonwealth al puente de Jaume I

Obedece a una estrategia para amplificar el discurso de la financiación y situar la periferia en la centralidad

Ximo Puig y la presidenta de Baleares, Francina Armengol, caminan el pasado martes junto a la Llotja de Palma en el cierre de la cumbre celebrada durante dos días. | LEVANTE-EMV

En Baleares, Ximo Puig jugaba en casa. El gobierno valenciano y el balear llevan años trabajando juntos y su complicidad es máxima. Los dos detectan los mismos problemas e identifican soluciones similares al rompecabezas territorial de España.

Son casi dos almas gemelas con las mismas aspiraciones. Pero los dos chocan con el muro de la invisibilidad a que les condena una agenda estatal que excluye el problema de la infrafinanciación y atenaza las posibilidades de crecimiento de ambas autonomías.

Pero el jefe del Consell también va a jugar fuera de casa. De hecho intensifica una agenda ‘exterior’ que le ha llevado ya a realizar varias visitas a Barcelona en los últimos meses, la última en junio para participar en una cumbre con barones moderados del PP, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y el de la Junta de Andalucía, José Manuel Moreno Bonilla, o la propia Francina Armengol, con la que ha coincidido esta semana en Palma.

Una agenda que tiene continuidad en julio y de nuevo en septiembre, con una conferencia en Madrid el 21 de este mes, y una visita a Sevilla que abrirá el curso político en septiembre.

Ambas salidas obedecen a una misma estrategia de amplificar el discurso de la infrafinanciación y de insistir en una vía «federal» como solución al problema territorial y a la necesidad de que se escuche a las periferias. Puig reclamará en Madrid la reforma de la financiación y reivindicará una «vía valenciana» para España, un espacio intermedio entre la recentralización que anima muchos discursos que se escuchan en la capital y la del soberanismo catalán, un unilateralismo que el Consell respeta pero del que siempre ha rehuido. Una «vía valenciana» que, según Puig, es la única salida posible para España.

En los cuatro casos mencionados es Puig el que se desplaza porque el discurso que se emite desde València no alcanza la potencia suficiente, pero también tiene el mensaje de que es el jefe del Consell el que busca tender puentes mientras otros intentan poner muros. Tampoco la cumbre con Baleares ha tenido un gran impacto en la agenda estatal, pero la voluntad del jefe del Consell es la de «seguir haciendo camino».

Conceptos nuevos

En todos los encuentros, el presidente ha tratado de acuñar términos nuevos para identificar espacios comunes entre territorios con vínculos históricos.

En Barcelona, el pasado noviembre, llamó a avanzar hacia una Commonwealth mediterránea con Cataluña y Baleares y en Palma bautizó la cooperación con las islas como «puente de Jaume I», utilizando el vínculo histórico de los dos reinos casi idénticos que el rey conqueridor levantó hace ocho siglos. En Madrid presentará el de «centralidad periférica». Con Cataluña es más complicado. «Queremos trabajar con ellos -asegura Puig- pero tienen sus aspiraciones y su realidad, por eso nosotros vamos haciendo camino dentro de nuestras competencias; hay una voluntad de trabajar juntos con Baleares», dijo durante la cumbre con las islas, que tendrá carácter anual para que ese vínculo se consolide.

Sobre Andalucía, Puig cree que también es posible sumar con el gobierno de Moreno Bonilla y acercar bloques ideológicos. «Tenemos un problema coincidente y tenemos que conseguir un cambio de opinión en el PP, que deje de estar anclado en el aznarismo; me asusta el desconocimiento que Pablo Casado tiene sobre el problema de la financiación», dijo esta semana Puig en las Corts después de que el líder del PP saliera el domingo en defensa del modelo de 2002, muy perjudicial para los intereses valencianos.

Ese «hacer camino» es buscar una salida hacia un Estado federal porque las herramientas con visión federal que ofrece el Estado de las autonomías, la Conferencia de Presidentes, la conferencias sectoriales o el propio Senado, ya hace tiempo que entraron en declive y no funcionan.

Un mensaje al Gobierno

Toda esa estrategia tiene también implícito un mensaje al Gobierno de España. No gustó la respuesta de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cuando se reunió hace unas semanas con la Plataforma Per un Finançament Just, de la que forman parte todos los partidos. Y el discurso de Puig de que hay desigualdades que provocan injusticias y eso lleva a la desafección va en esa línea de llamada de atención al Gobierno de España, que da largas a la resolución del problema pese a que se ha comprometido en el Congreso a poner una propuesta este año.

En toda estrategia existe también una intención en Presidencia de la Generalitat de situar a Puig como una figura relevante en la política estatal y de cultivar ese perfil pactista y moderado frente a quienes levantan muros o lanzan discursos «egoístas», dicen, en referencia a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Visita del consejero andaluz

Y mientras, uno de los encuentros preparatorios de encuentros futuros se celebra esta semana en València. Está prevista la visita del consejero andaluz de Hacienda, Juan Bravo, que se verá con el conseller Vicent Soler, antes de la visita de Puig a Sevilla cerrada en el reciente encuentro de Barcelona.

Compartir el artículo

stats