Ha fallecido el profesor Alejandro Lorca, que fue un docente muy querido por los estudiantes de las primeras promociones de la Facultad de Economía de Valencia, siendo su decano entre 1971 y 1973. Nacido en esta ciudad (en 1938), se licenció y doctoró en Economía en la Universidad de Barcelona, y luego completó estudios en Estados Unidos. Ganó la cátedra de Teoría Económica y ejerció su docencia principalmente en la Facultad de Económicas de la Universidad Autónoma de Madrid (donde también fue decano y lleva su nombre la biblioteca).

Se dedicó plenamente a la enseñanza y el estudio de la realidad económica en su vertiente más aplicada. Como discípulo del profesor J. R. Lasuén, su análisis se orientó inicialmente hacia la economía regional. Con el tiempo, sin embargo, su inquietud se fue inclinando hacia la economía internacional y, en particular, las relaciones euromediterráneas.

Tenía una visión muy abierta de la Economía, que entendía estrechamente conectada con otras ciencias sociales, y gustaba trabajar en equipos interdisciplinares. Fue a partir de 1986 cuando su trabajo se centró en el área vecina meridional de la UE, interactuando con universidades de dichos países en un fecundo diálogo. Su contacto con la pobreza y la falta de libertades le llevó a conocer muy bien las dificultades para superar dicha situación, pero siempre exploró posibilidades al respecto.

Tuve la suerte de trabajar con él en algunos proyectos centrados en el Magreb y en Turquía, y aprendí de su gran respeto hacia otras culturas. A su vez, pude comprobar la gran admiración que le rendían profesores de prestigio de aquellas universidades, como Habib El Malki y Fathallah Oualalou (de la Universidad Mohamed V de Rabat). Hoy aún hace falta continuar el diálogo promovido por Alejandro Lorca con el fin de superar los problemas de incomprensión entre los países vecinos.

En el año 2007 se editó un libro de homenaje al profesor Alejandro Lorca con motivo de su jubilación: ‘Abstracción y realidad en la economía’ (Minerva ediciones). Un volumen con una amplia representación de tantos colegas que le guardaban un cariño especial. Porque Alejandro Lorca era un hombre muy generoso, que se hallaba siempre dispuesto a ayudar a los demás. Su estrella brillaba así con luz propia, y lo seguirá haciendo siempre en nuestro recuerdo por su gran humanidad y sencillez.