Al menos 23 de los 542 municipios de la Comunitat Valenciana están en grave riesgo de desaparecer, ya que su población no alcanza ni siquiera los 100 habitantes. Castell de Cabres (en la provincia de Castelló con 22 personas), Sempere (Valencia, 30) y Palanques (Castelló, 34) encabezan este preocupante ranking. Sin embargo, el número de personas empadronadas no el único indicador fiable para hablar de despoblación, como señala el geógrafo Luis del Romero, especialista de la Universitat de València en los fenómenos demográficos. «Hay pueblos que tienen 20 o 30 personas empadronadas, pero en invierno no encuentras a nadie. El padrón puede llevar a engaño. El crecimiento vegetativo, la tasa de envejecimiento o de dependencia son los que marcan la dinámica de una localidad, mientras la densidad de población depende mucho de la extensión. Hay muchos indicadores que son muy difíciles de recoger, como por ejemplo los empadronamientos atípicos», señala el experto.

Así pues hay que fijarse en otros indicadores como la tasa de crecimiento vegetativo. En la C. Valenciana hay 372 localidades con más fallecimientos que nacimientos, el 68 %. Los casos más alarmantes son los de Vallanca (-119 %), Matet (-80 %) y Herbers (-54 %). También es muy importante el índice de envejecimiento, es decir, cuántas personas hay mayores de 65 años en el total de la población. En el Portal Estadística de la Comunitat Valenciana, que ha actualizado los datos hasta 2020, tres pueblos no disponen de datos fiables (Villanueva de Vivir, Sempere e Higueras), mientras otros tres tienen el índice altísimo: Cirat (3.500 %), Vallibona (2.500%) y Famorca (2.100 %). Un reciente informe del Banco de España indicaba que 127 pueblos valencianos están en riesgo de desaparición.

Para el profesor Luis del Romero, lo más relevante de las estadísticas que año tras año conocemos sobre la despoblación «es que los municipios rurales valencianos siguen estando en una situación crítica». «La covid, pese a todo, ha sido una oportunidad para muchos de estos municipios, ya que muchas personas han decidido redistribuirse en el territorio», afirma el geógrafo de la UV. Con todo, Del Romero no es nada optimista porque considera que no hay una acción decidida de la Administración para poner freno a este problema. «Llevamos muchos años de diagnósticos, pero pocas medidas finales que lleguen a los municipios, como las de índole fiscal laboral, etc. No están llegando esas medidas tan necesarias», lamenta.

La estadística oficial revela que hay ocho municipios valencianos con menos de 50 habitantes, uno más que en 2019. Son Castell de Cabres, Sempere, Palanques, Tollos, Villores, Herbers, Famorca e Higueras.

Las cifras de la despoblación, en cuanto a localidades afectadas, parece que se estabilizan en el último trienio, sin embargo la situación empeora entre los pueblos que ya sufren la pérdida de vecinos; los que quedan son cada vez más mayores.

En cuanto a los municipios valencianos con menor densidad de población por kilómetro cuadrado encontramos a Vallibona y Castell de Cabres, en Castelló, y la Puebla de San Miguel, en Valencia.