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El Botànic despide el curso con pelea por liderar la agenda

Los grupos de izquierda se enzarzan por el protagonismo sobre el modelo territorial y la financiación

Compromís ve poca repercusión en la conferencia de Puig y el PSPV critica que la política no es circo

El último pleno de las Corts se celebró ayer para convalidar varios decretos. | EFE/M. BRUQUE

Cuestión de egos, cansancio prevacacional o, directamente una tensión que cuesta ya mucho disimular. El hecho es que ayer, los grupos parlamentarios del bloque de la izquierda que sostienen el tripartito, despidieron el curso parlamentario con un ‘quítate tú para ponerme yo’ a cuenta de la conferencia que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ofreció en Madrid para situar a la Comunitat Valenciana como referente de la España periférica, aquella que no marca la agenda política pero que quiere aportar más allá de lo que se cuece en Madrid y Barcelona.

La conferencia de Puig trajo resaca en el Parlameno valenciano y así se escenificó en los pasillos de las Corts donde, más allá de lo que ocurría dentro del hemiciclo (un pleno práctiamente de trámite), los síndicos del PSPV, Compromís y Unidas Podem, Manolo Mata, Fran Ferri y Pilar Lima, respecticamente, se engancharon dialécticamente sobre ‘quién dijo qué antes’ y cuál es la mejor estrategia para ser «visibles» en Madrid.

La primera en intervenir fue la portavoz de Unides Podem, Pilar Lima, quien valoró la intervención del presidente Puig y avaló la propuesta de introducir mecanismos de compensación por el efecto capitalidad mediante un impuesto a las rentas altas madrileñas. «Madrid es un paraíso fiscal que afecta al resto de territorios», dijo. Vino luego la ironía: «Puede ser que Puig se haya podemizado y haya abierto los ojos» con ideas que avanzan hacia la justicia social, apostilló. Dicho esto celebró que el PSOE «por fin» se haya dado cuenta de la importancia de la «desterritorialización», aunque instó a los barones socialistas a ponerse de acuerdo. «Nosotras tenemos clara la defensa de una república confederal», añadió.

Al fuego echó leña el síndic de Compromís, Fran Ferri, quien aprovechó para lamentar la escasa repercusión que, a su modo de ver, la intervención de Puig había tenido en los medios de comunicación nacionales. «Cuando la gente de las periferias acude a Madrid, muchas veces somos ignorados por esa gran prensa estatal que nos deja sin voz», soltó. Para Ferri, para acabar con esta «invisibilidad», la solución es plantarse y repetir la manifestación de 2017 que se celebró en la capital contra la infrafinanciación.

Con el saco de agravios a la espalda, el síndic socialista Manolo Mata respondió a unas y otros. A Unides Podem le recordó que «no han inventado el mundo» y que antes de que la formación morada se constituyera existía «igualdad y federalismo». A Compromís le afeó su reflexión porque, a su entender, la política «no es circo ni magia» y con la financiación es mejor ser como la «gota malaya», al tiempo que recordó que la «gran manifestación de 2017 contra la infrafinanciación no mereció ni una línea en medios nacionales». Para Mata, no obstante, surgió efecto porque instituicones, comunidades y el Gobierno de España reconocen la mala financiación autonómica valenciana.

La trifulca continuó en redes sociales. En un tuit, Lima pidió a Mata que convenciera a los barones y al propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: «Son muchos años de centralismo», espetó.

Mientras tanto el hemiciclo debatía sobre restricciones, subida salarial del funcionariado y el fondo de cooperación.

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