Las vacunas contra el coronavirus han dado una tregua a las residencias de mayores que, día tras día, en plena ola, sumaban más víctimas por esta crisis sanitaria. Así, los centros valencianos llevan algo más de cuatro meses sin registrar fallecidos.

De 60 muertes al día a ninguna, ha comentado en declaraciones a Europa Press la coordinadora de la sección Civil de Valencia, Ana Lanuza, algo que supone un "alivio" para todos, un "hito".

Los centros de mayores sí registran algunos contagios o, incluso, brotes, pero al estar vacunados los residentes, las consecuencias de la enfermedad no son tan graves.

Esta situación provocó que hace también unos meses se archivaran todas las diligencias de investigación civil abiertas en Fiscalía –llegó a tener más de una veintena de procedimientos abiertos--.

"La situación ha cambiado enormemente para mejor a pesar de la quinta ola de Covid", ha apuntado Ana Lanuza, quien se ha mostrado partidaria de que siga sin permitirse el contacto físico entre residentes y familiares "porque no te la puedes jugar".

A este respecto, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) ha rechazado recientemente las medidas cautelares solicitadas por la Asociación Empresarial de Residencias y Servicios a Personas Dependientes de la Comunitat Valenciana (Aerte) para permitir el contacto físico en los centros residenciales.

El auto de la sección cuarta de la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJCV, no entendía que se dieran los requisitos necesarios para aceptar las medidas solicitadas al entender que el interés general de salud pública prevalecía sobre los argumentos aportados por la asociación.

Estos argumentos defendían la necesidad de recuperar ese contacto físico para proteger la salud emocional y psíquica de las personas atendidas.

CONTACTO DIRECTO CON RESIDENCIAS

Fiscalía, nada más surgir los primeros casos de Covid, contactó con los centros de mayores para pedirles información sobre el número de afectados y medios disponibles y necesarios. La idea era supervisar la situación en las residencias, ayudarles.

En ese momento, muchos residentes se contagiaban y acababan falleciendo en los mismos centros, ya que era complicado el traslado de los mismos a los hospitales.

Pasados unos meses, con la llegada de material y más personal, la situación comenzó a mejorar hasta después del verano, en que la incidencia volvió a subir. Las vacunas suministradas a estos mayores a finales de diciembre les ha devuelto la esperanza.