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Las familias monoparentales crecen un 10 % en la pandemia

Las familias piden más apoyo de la Administración en el caso de las situaciones más dramáticas, como víctimas de violencia machista

Concha Mora Marqués charla con su hijo Carles en la cocina, al que tuvo gracias a la técnica de fecundación «in vitro». | FERNANDO BUSTAMANTE

«Llegué a una cierta edad y me planteé ser madre porque siempre me han gustado los niños. Al final quería experimentar lo que significa ser madre, pero tenía una edad que, biológicamente, no se podía alargar más, por lo que fui a una clínica privada -ya me pasaba de edad para el tratamiento público-, y al tercer intento cuajó Carles, gracias a una in vitro». La de Concha y Carles es una de las 212.000 familias monoparentales de la Comunitat Valenciana, una cifra que ha crecido un 9,6 por ciento en el año de la pandemia. La crisis sanitaria ha sido, sin duda, un detonante de este aumento.

La tipología de núcleos familiares formados por uno solo de los progenitores con hijos es muy variada: desde personas que como Concha Mora deciden ser madres solteras; otras como consecuencia de la muerte de uno de los padres; cada vez más situaciones de separaciones sin manutención; o las más dramáticas, las de víctimas de violencia machista. «Creo que la Administración sí debería ayudar más a las familias monoparentales. Yo tengo la suerte de que no tengo problemas en este sentido, pero hay mucha gente que está sola con sus hijos por diversas razones y necesitarían tener más apoyo social. Hay algunas situaciones críticas, sobre todo las víctimas de violencia de género», asegura Concha Mora, médica de Atención Primaria en la localidad de Museros.

Carles llegó a su vida cuando tenía 43 años y el pequeño ya tiene siete. «Él a veces dice que le gustaría tener un padre, porque en el colegio todos tienen uno, pero a su nivel se lo he ido explicando para que lo entienda, y su comportamiento en el cole es totalmente normal y su relación con los amigos también», señala la madre, que no considera que sea un problema emprender una aventura de este calibre sola.

De todos modos, el camino no es fácil. Ya lo imaginaba, pero el tiempo lo ha confirmado. «Es duro por momentos, porque te lo cargas todo. Es verdad que a veces necesito descansar o desconectar y se hace complicado. Sobre todo porque todas las decisiones son tuyas, y algunas son difíciles», explica Concha. La médica asegura que en el otro lado de la balanza está «el vínculo que se crea con tu hijo, que es muy intenso y afectuoso. Hay mucho cariño mutuo».

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