A sabiendas de que estamos en el cenit de la canícula, que viene a ser estadísticamente el periodo más cálido del año, las tormentas de hace unos días y el fresquito nocturno que estamos teniendo no entran en los esquemas mentales preconcebidos. El pasado lunes cayeron cerca de 100 litros por metro cuadrado (l/m2) en algunos observatorios litorales del golfo de Valencia y hubo registros próximos al récord en la provincia de Alicante, donde la capital se quedó a tan solo 1 l/m2 de rebasar la máxima lluvia caída allí en un día de julio, una plusmarca que data de 1993. Con el repiqueteo de las gotas en el poyete y esos truenos que convertían las ventanas en un instrumento de percusión, me vinieron a la mente otros episodios de tormentas estivales recientes, también en pleno julio, que sorprendieron igualmente al personal. Ayer escarbé en los balances mensuales pasados de la AEMET y los datos refrendaron mi sensación: los chaparrones están en auge por estas fechas.

El mes de julio de 2020 resultó ligeramente húmedo en el conjunto de la Comunidad Valenciana, al igual que el de 2019. En ambos años, este mes acabó con lluvias entre un 10 y 13% sobre el promedio histórico. Estoy seguro que 2021 sobrepasará por mucho esa anomalía, porque el pasado episodio ha sido bastante general y generoso con unas cuantas comarcas. Esto encaja perfectamente con las tendencias que se vienen observando desde mediados del siglo XX, según me pudo confirmar Samuel Biener, experto del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, también enrolado en Meteored. En las últimas décadas han cambiado los patrones de lluvia y los veranos están resultando algo más húmedos debido a estos episodios de tormenta. No llueve en más días pero sí con mayor intensidad.

Estos chaparrones no incrementan gran cosa las reservas de nuestros embalses, más bien poco o nada, pero sí pegan un mordisco a las temperaturas altas. La llegada de la vaguada con el aire frío que ha provocado las tormentas y el actual refrescamiento, casi ha coincidido con los días teóricamente más tórridos del año. El Doctor en Geografía Física por la Universidad de Santiago de Compostela, Dominic Royé, publicó hace poco un mapa que ponía color y fecha a esas jornadas. En el litoral del golfo de Valencia las temperaturas más altas se suelen registrar en torno al 4 y 7 de agosto; en el resto de la costa del 1 al 4 del mismo mes; y en las comarcas del interior del 29 de julio al 1 de agosto. Tras las tormentas de los últimos días y las que están por llegar este fin de semana, creo que este comentario puede servir de obituario para este tramo canicular de 2021.