Un hombre disfrazado de payaso, una mujer que se dejó a medias un banquete de bodas, personas ataviadas con pareos o gente que acude con pequeños obsequios para los sanitarios, como tartas y hasta orquídeas, son algunas de las anécdotas que está dejando el proceso de vacunación masiva contra el coronavirus. Las cartas y dibujos de agradecimiento son otra de las curiosidades que se han encontrado los profesionales que vacunan, que además de pinchar han tenido que hacer fotos, recoger objetos perdidos o ver cómo la gente rebautizaba lo nombres de las vacunas, según explican los responsables de tres grandes vacunódromos de la Comunitat Valenciana.

Hay gente para la que recibir la vacuna es motivo de fiesta, y si no que se lo pregunten al hombre que acudió «totalmente vestido de payaso, pero con el brazo bien libre» en sus dos citas para pincharse en la Institución Ferial Alicantina (IFA). Entre las 200.000 personas que ya han pasado por este recinto se han encontrado también a alguna que se ha santiguado primero como forma de «bendecir» la vacuna, o a una que acudió con un péndulo y no consintió en recibir su dosis hasta que el objeto no le transmitió que «no había problema» en hacerlo, recuerda el coordinador de la vacunación en IFA, Carlos de Gregorio.

Tartas, bombones o una rosa son algunos detalles que ha recibido enfermeras que vacunan en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València, por donde han pasado ya 450.000 personas, en el que la pared de un vestuario se ha panelado con las cartas, dibujos y tarjetas de felicitación que les han ido entregado y que les animan el día. La coordinadora de enfermería en este espacio, Amparo Antonaya, destaca de entre todas las anécdotas la de un día de lluvia en la que esperaban a personas de más de 70 años que llegaban en autobús desde poblaciones del área metropolitana. Para evitar que pudieran resbalar por el suelo mojado, los sanitarios decidieron subirse a los autobuses y pincharles allí.

Si hasta IFA ha llegado gente en chanclas y con pareo, como si hicieran un paréntesis entre baño y baño, en la Ciudad de las Artes se encontraron con una mujer vestida elegantemente que les explicó que venía de un banquete de bodas, donde había bebido mucho vino y adonde tenía intención de volver para seguir haciéndolo tras ser vacunada. «Márchese, disfrute de la boda y me cojo sus datos para vacunarla otro día», fue la respuesta que le dio la coordinadora de vacunación en la Ciudad de las Artes, lugar donde por cierto han instalado un «sillón de la reflexión» para la gente que acude a vacunarse pero tiene dudas y necesita tiempo para pensar.

Y la primera dosis de la vacuna inspiró de tal manera a una pintora de Castelló, María Griñó, que al llegar a casa creó una ilustración con el rostro de una mujer ataviada con guantes, una jeringuilla y una vacuna, y cuando volvió para la segunda dosis lo regaló al personal sanitario, que lo recibió con emoción y lo tiene expuesto en el Auditori de Castelló.