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Las otras víctimas de violencia de género

Fundación Acavall desarrolla un proyecto de intervención asistida con perros orientado a estas otras víctimas

La mascota Cala en una de las intervenciones. | LEVANTE-EMV

Los hijos de madres maltratadas son víctimas porque son testigos de la violencia de género, viven en la violencia: habitan un escenario que les provoca un daño emocional y psicológico que impacta, incluso, en el desarrollo de su cerebro.

Cualquier acto por acción, omisión o trato negligente no accidental realizado por individuos,por instituciones o por la sociedad en su conjunto que dificulten su óptimo desarrollo. El Centro Internacional de la Infancia de París define así el maltrato infantil. La Convención Internacional de los Derechos del Niño —ratificada por España— recoge en su artículo 19 la “violencia mental” como una forma de maltrato infantil.

“Para muchos, permanecer a salvo consiste en cerrar puertas y ventanas, y evitar los lugares peligrosos. Para otros no hay escapatoria, porque la amenaza de la violencia está detrás de esas puertas, oculta a los ojos de los demás”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002 reconocía su condición de víctimas latentes. En España sus palabras se hacían realidad dos años después, en la Ley Orgánica 1/2004 de medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que establece que los niños y adolescentes que viven en un hogar donde existe violencia de género son víctimas directas. Sin embargo, diecisiete años después sigue quedando camino por recorrer.

Estudios y análisis que ponen el foco en estas otras víctimas de violencia machista no han dejado de sumarse desde 2002, pero falta un día a día reparador. Así lo expresa Marta Marcilla, Terapeuta Ocupacional y responsable del proyecto #NoSoyInvisible, que afirmaque “los niños siguen siendo los grandes olvidados de estas situaciones”.

El programa de la Fundación Acavall se concibió con el principal objetivo de hacerlos visibles, tratando de reducir las alteraciones y secuelas que sufren los menores expuestos a violencia de género.

Secuelas a corto y a largo plazo

Dependiendo de la edad en que presencien el maltrato a su madre los efectos en el niño varían. Sin embargo, los problemas de descanso, las regresiones en el lenguaje, el mutismo selectivo, y todo lo que tiene que ver con la autonomía, son comunes en el período de preescolar. Suelen disponer, además, de “tendencia a la tristeza, baja tolerancia a la frustración y mucha irritabilidad’’. El vínculo más intrínseco, el del hijo con su madre, se trunca, porque “han vivido juntos una situación muy traumática y se convierte en un vínculo que nace del dolor” evolucionando hacia la dependencia o hacia la desvinculación. También se dan casos de ruptura con la biofilia, la tendencia innata de cuidar de otros seres vivos se puede romper en los menores por el impacto del trauma, indica Marcilla.

“Cala necesita que le peines” es una de las actividades que la Terapeuta Ocupacional propone junto con la Técnico en Intervención asistida con Animales, para mejorar el bienestar, la autonomía y el vínculo con sus madres, sin que los infantes cuenten con la certeza de que están haciendo algo más que jugar: “Ellos vienen a estar con Cala pero, para nosotras, es la oportunidad de ayudarles a superar lo que les ha tocado vivir”. Cala es una de las canes, o mejor dicho, una de las amigas de los niños. Le acompañan Hugo y Habana, perros de intervención seleccionados específicamente para el programa dada su experiencia en terapias. «La magia», la provocación de respuesta en los perros la lleva a cabo la Técnico en Intervención asistida con Animales.

La terapeuta responsable del proyecto, narra cómo gracias a que se lo “pida” Cala, Hugo o Habana uno de ellos termina cogiendo un tenedor, algo que no había conseguido hasta entonces. El elemento motivacional es tan fuerte que desarrollan aspectos que en su día a día no están presentes.

Así, “vivieron un proceso donde sólo perdían y con las sesiones ganan cada día”, con estas palabras Marcilla resume, tras ocho meses de intervención, la fase de evaluación final y análisis del impacto, donde a través de las entrevistas con las madres, observa la evolución de estas otras víctimas. Poder costearse una intervención psicológica está al alcance de pocos.

El proyecto sin ánimo de lucro, financiado este año por Fundación La Caixa, está buscando actualmente un impulso económico “para poder cubrir esta necesidad social” un año más.

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