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Barcos a la deriva y agua en las terrazas de algunos bares

El efecto de la rissaga en Santa Pola pilló por sorpresa a vecinos, comerciantes y marineros. Nadie se esperaba que el mar se elevaría más de un metro y anegaría algunas zonas en primera línea. Aunque la vía pública apenas sufrió daños, tal y como confirman desde la Concejalía de Seguridad Ciudadana, algunas embarcaciones amarradas en el puerto pesquero sí han lamentado las consecuencias.

Nueve barcos terminaron a la deriva al soltarse de los cabos, sufrieron golpes y rozaduras. Según relatan algunos residentes, de madrugada empezaron a notar fuertes rachas de viento que afectaron a balcones. Partes del núcleo urbano se anegaron y los técnicos tuvieron incluso que revisar el alcantarillado.

Tal como apuntan desde la asociación de comerciantes, no constan daños en establecimientos, a excepción del entorno de algún bar de Playa Lisa llegó el agua a la terraza. «No hay daños en los comercios pero la flota lo ha pasado muy mal», según Pepa Garri, presidenta de la Asociación de Comercios.

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