El incendio declarado el sábado en Azuébar ha afectado a unas 420 hectáreas, de las que la mitad (unas 220 ha) se encuentran en el parque natural de la Serra d’Espadà. El fuego se dio ayer por controlado sobre las 14.25 horas. Durante la madrugada, los efectivos que luchaban contra las llamas consiguieron estabilizarlo.

El director general de la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias de la Comunitat, José María Ángel, señaló que en ese momento tuvieron un «aliado climatológico», como es una humedad del 70 %, que posibilitó las tareas de extinción. Además, el pronóstico apuntaba a que durante la jornada no se iban a rebasar los 30º, lejos de los más de 40 y el poniente de la víspera.

«Orfebrería fina»

Destacó la «actuación de orfebrería fina, para ir refrescando todo el perímetro» y la gran minuciosidad y profesionalidad del dispositivo. No obstante, Ángel matizó que «vamos a continuar con presencia permanente» durante unas jornadas, porque «para que se dé por extinguido pueden pasar aún muchos días».

Una vez controlado, los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y las brigadas del Consorcio Provincial de Bomberos de Castellón (CPBC) se retiraron de la zona siguiendo un «repliegue escalonado». Permanecieron cuatro unidades de bomberos forestales de la Generalitat. Además, los aeródromos del Grau y de Vilanova así como de la brigada helitransportada están dispuestos por si en algún momento dado hubiera que desplazarse a la zona.

Ángel pidió a la ciudadanía precaución y que se abstuviera de acudir a ver el incendio. «Tienen que tener mucha prudencia en las carreteras que están alrededor del incendio porque hay un quehacer de máquinas pesadas, camiones y a lo peor una cierta imprudencia podría generar algún accidente a los conductores, fundamentalmente a los que viven por los alrededores». Y añadió: «Tenemos árboles afectados que en un momento dado pueden caer y herir a alguien».

Fuentes de la Conselleria de Medio Ambiente señalaron que los alcornoques del parque natural en principio no se han visto afectados por las llamas. Aunque hoy se conocerán datos más precisos, el grueso de la extensión calcinada se corresponde con pinar y matorral. Dentro de las 420 hectáreas quemadas también hay zonas de cultivo.

La alcaldesa de Azuébar, Jéssica Miravete, anunció ayer que el ayuntamiento va trabajar la parte administrativa para «solicitar todas las ayudas y tocar todas las puertas» con tal de conseguir fondos y medios. A su juicio, el incendio ha puesto de manifiesto «la importancia de proteger el entorno y de hacer labores de limpieza y mantenimiento para evitar que esto vuelva a suceder».

«Hay muchos campos que están perdidos porque la gente no los cultiva y tenemos que proponer fórmulas para poner en valor el territorio y también regenerar» la superficie, indicó. La alcaldesa también hizo hincapié en que de momento todavía se está estudiando la posibilidad de declarar como zona catastrófica el terreno afectado por el fuego.

«Iba a ser mi día más fuerte»

El incendio ha sobresaltado la tranquila vida de Azuébar en plenas fiestas patronales y en una época en la que la localidad suele duplicar su población. «Si de normal tenemos 310 vecinos censados, en verano podemos rondar los 600-700. Era el fin de semana más fuerte», lamentó Miravete, que apuntó a que algunos ya han vuelto a sus primeras residencias. «Iba a ser mi día más fuerte del año, pero no me quita el sueño», coincide Maru Castillo, responsable del restaurante Las Eras, para quien lo más importante es que nadie ha sufrido daños, dentro de lo malo. «Un día de trabajo perdido se puede pasar», apunta. «Gran parte de la montaña está quemada, eso te da ganas de llora», remacha la hostelera.