La cuarta oleada de la pandemia de coronavirus en la Comunitat Valenciana ha sido eminentemente «joven». Con buena parte de los mayores de 50 años inmunizados, la relajación de las medidas y el aumento de los contactos sociales por el verano, el virus ha tenido un caldo de cultivo perfecto para campar a sus anchas entre las generaciones más jóvenes.

Esto, que tiene su parte buena en una menor incidencia de casos graves en hospitales, también tiene su parte mala: tal cantidad de casos leves entre gente joven ha atascado definitivamente la Atención Primaria en mitad del periodo de vacaciones y el personal destinado a rastreo de casos se ha visto desbordado. Además, está la «falta de colaboración» de los jóvenes a dar nombres de sus contactos estrechos que, además, son muchos más que los que suele tener la gente de más edad.

Es una situación ya reconocida por la Dirección General de Salud Pública en su último informe del 10 de agosto, que ha servido a la Conselleria de Sanidad para mantener las medidas de cierre del ocio nocturno y de control de aforos hasta septiembre. Según dicen en su informe, la capacidad para hacer un rastreo efectivo de casos —y, por tanto, de controlar cuanto antes la expansión de la pandemia— se ha visto «comprometida» por estas dos características: los jóvenes tienen mucho más contactos estrechos, «entre 6 y 10» frente a los 4 que tienen de media las personas de mayor edad y, además, «se detecta una falta de colaboración en las labores de rastreo». O lo que es lo mismo, los jóvenes son más reacios a la hora de dar nombres cuando se han contagiado. Esta señal «de camaradería» para evitarles a los amigos el trago de confinarse y de hacerse las pruebas supone en la práctica facilitar que por ahí se sigue escapando el virus y no se esté cortando la pandemia.

Tensión en el sistema de Primaria

A veces es, simplemente, que no saben «ni con quién han estado», explica la médica de Primaria Mª Carmen Gallego. «Tienen su grupo de amigos pero interactúan con muchos otros y a veces no saben ni nombres ni nada, y con eso te tienes que quedar», apunta esta doctora que critica la situación de colapso en los centros de salud. Esta cuarta ola de perfil «joven» ha terminado de tensionar el sistema de Primaria y así lo refleja Salud Pública en su informe: solo en la semana 31 (del 2 al 8 de agosto) los centros de salud valencianos atendieron a 14.914 casos sospechosos, de los que un 59,5 % terminaron por confirmarse. Un volumen de trabajo difícil de asumir y más en plenas vacaciones «con la mitad de las plantillas ya de por sí infradimensionadas librando de vacaciones y sin sustitutos. Así se termina de complicar toda la labor», critica la delegada de Intersindical, Mª Dolores Celdrán.

Estos problemas para hacer correctamente los rastreos se han podido ver en las cifras oficiales de casos con trazabilidad. Si antes de que la pandemia explotara se sabía de dónde procedían el 63 % de casos; desde principios de julio esta cifra fue cayendo. A finales de julio, coincidiendo con el pico de la curva, solo uno de cada cuatro casos tenía un origen conocido, lo que da idea de la cantidad de contagios que se han escapado, fomentando una mayor circulación del virus.

Desde Salud Pública reconocen este nuevo envite a la primera línea de la sanidad: «es obvio que la Atención Primaria está sobrecargada», asegura el informe, además con otra nefasta consecuencia. Se está volviendo a retrasar la atención a los enfermos crónicos de diabetes, hipertensión o enfermedades cardiovasculares, a los que ya se tuvo que dar de lado en los peores momentos de la pandemia.