La estampa sería similar a la que, agostos atrás, se viviría en las puertas del museo: unidades familiares prácticamente al completo atravesando las puertas para pasar una jornada de turismo en la Ciutat de les Arts i les Ciències. Ayer, sin embargo, el motivo de su presencia en uno de los complejos más emblemáticos de València no era tanto por el disfrute estival sino por el blindaje de salud frente al futuro, la protección de los más pequeños hasta ahora frente a la covid.

Un padre y un hijo acuden a uno de los box de vacunación de la Ciutat de les Ciències, ayer. | F. CALABUIG

La inmunización de los más jóvenes protagonizó la jornada en el Museo Príncipe Felipe llegando a tocar las edades mínimas para las que está aprobada: los 12 años. Así, para explicar la diferencia entre veranos anteriores y este tan extraño de 2021 solo bastaría con cambiar el vacaciones por vacunaciones y el ver la ciencia tras el cristal con cara de sorpresa a sentirse protagonista de uno de sus episodios más épicos.

«Miedo no, ganas», aseguraba Mónica sobre las sensaciones de Álvaro, su hijo de 14 años, antes de vacunarse contra la covid con una camiseta del Capitán América como ejemplo de lo que podrían hacer sus anticuerpos en unos días en caso de contacto con el virus tras recibir ayer el pinchazo. Lo hizo en una mañana de mucha afluencia en la que las filas mostraban una gran diversidad etaria, de treinteañeros o superiores a los que se les inyectaba su segundas dosis hasta aquellos que eran llamados por primera vez tras pasar la covid hace seis meses, a mediados de febrero.

Entre todos, la compañía al lado de un progenitor delataba a los nacidos más tarde de 2005. «Se ponen más nerviosos los padres que a los que vas a pinchar, ellos se portan estupendamente aunque hay algunos que vienen con bastante miedo, no sé qué se podrán llegar a imaginar de lo que es esto», admitía una enfermera en su box de vacunación. Por uno de ellos pasaron Julián y su hija Sofía, de 14 años. Él estuvo con ella en todo momento del proceso excepto en el cuarto de hora de espera final cuando se quedó a un lado, con otros muchos padres, «para que los huecos los ocupen quienes se acaban de vacunar».

«A mí me han dicho luego que no hacía falta que viniera porque ya tiene los 16, pero bueno, he estado en todo momento por si acaso, ya que he venido...», explicaba Ana, madre de Alba, de 16 años, quien añadía que acudió hasta la vacunación «nerviosa». «Pero no duele nada, prácticamente ni te enteras», corroboró la adolescente a la salida del vacunódromo quien sabía que le citarían esta semana porque ya lo estaban haciendo a algunas compañeras la anterior. Caso contrario al de Claudia, de 14 años, que bajo el amparo de su madre, aseguraba que no, que no se esperaba que le llamaran «tan pronto», «como mucho en septiembre ya cuando fueran a volver las clases».

La llegada de dosis extra de Pfizer y de Moderna en la última semana, fruto también de las compensaciones del ministerio a la Comunitat Valenciana por los repartos previos por población envejecida y por la inoculación a desplazados, ha permitido la convocatoria general hasta los 12 años. En algunas localidades, como l’Eliana, la vacunación es prácticamente libre entre adolescentes y simplemente hay que acercarse al centro de salud y cumplir las especificidades para ser protegido (tener los 12 años cumplidos y no haber pasado la covid en los últimos seis meses).

Sortear las vacaciones

Esta inmunización en familia no solo se amplía a los progenitores (que sustituyen en muchos casos a los grupos de amigos visto entre los que tienen apenas dos o tres años más). Muchos, incluso, lo hacían con sus hermanos, como Mauro y Raúl, uno de 15 y el otro de 21, los dos vacunados de seguido en el mismo box, por la misma enfermera, uno mostrando brazo, el otro simplemente sonriendo; los dos acompañados por su padre. «Nos ha pillado de vacaciones, pero bueno, estamos cerca así que nos hemos acercado para que vacunaran a los dos», asegura él.

Las estancias fuera del lugar de residencia habitual con motivo de las vacaciones ha sido uno de los obstáculos a sortear para muchas unidades familiares. No obstante, los problemas de la agenda de la Conselleria de Sanidad en la que se podía deshabilitar semanas para ser citados no han supuesto importantes porcentajes de ausencia entre los adolescentes durante la semana pasada.

Según las cifras del Ministerio de Sanidad, entre los cerca de 6.500 adolescentes que contaban con un pinchazo el lunes 9 de agosto y los más de 140.000 de este mismo grupo de edad que aparecían ayer con la primera dosis inoculada hay alrededor de 136.000 jóvenes nacidos entre 2002 y 2009 que recibieron la vacuna contra la covid la semana pasada. Son ocho de cada diez de los más de 165.000 convocados en esta edad por la conselleria, una citación sin vacaciones, pero bien acompañada.