Se la ha llamado la ola joven pero, aún así, sigue dejando fallecidos. Solo los decesos notificados en las últimas tres semanas superan los 120, lo que hace que mucha gente se cuestione si realmente las vacunas están siendo efectivas. Pero los expertos lo tienen claro: sí, la vacuna ha sido y sigue siendo efectiva y así lo avalan también los datos.

Solo hay que comparar la tasa de letalidad que dejó la gran ola de principios de año y la que está marcando esta cuarta ola en la Comunitat Valenciana. En la primera fallecieron el 1,71 % de los que se contagiaron entre enero y mediados de marzo: 4.009 decesos de 233.712 positivos. En esta oleada, sin embargo, esta tasa ha caído al 0,16 % ya que de los 85.947 positivos notificados entre el 1 de julio y el 17 de agosto, se han registrado, por ahora 138 fallecidos.

Las cifras no están consolidadas y aún deben de variar por la inclusión de más decesos provocados por este último envite del virus, pero la diferencia es clara: la letalidad es diez veces más baja. «La prueba de que la vacuna es efectiva», coinciden los expertos consultados por este diario.

«Hubiera sido una escabechina»

Expertos como el microbiólogo y divulgador Ignacio López-Goñi lo tienen claro: «Gracias a la alta tasa de vacunación se ha conseguido reducir significativamente la mortalidad. Si no hubiera habido esta alta tasa de vacunación, esta ola hubiera sido una auténtica escabechina», apunta en su blog microBio.

La ola llegó cuando todavía había una bolsa muy importante de personas en las que el virus se podía replicar. Esto, unido a que la variante mayoritaria era la Delta —mucho más contagiosa—, dio pie a una explosión de positivos que, sin embargo, no ha dejado tanto muertos como los que se podría esperar si la vacuna no hubiera estado casi generalizada. Aunque los ha habido.

Hay que recordar que la vacuna es efectiva para no desarrollar la enfermedad en sus variables más graves y fallecer pero no es efectiva al 100 % y sigue dejando muertes entre los vacunados con pauta completa, «normalmente personas de más edad, con otras enfermedades asociadas o con problemas o déficits en su sistema inmunitario», apunta Marisa Blasco, presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Intensiva y jefa de la UCI del Hospital Clínico de València.

Los datos de muertes por grupos de edad que ofrece la Conselleria de Sanidad dan idea de esta reducción de mortalidad relacionada con la cobertura progresiva que ha ido dando la vacuna. Así, este verano la gran mayoría de mayores de 70 años ya estaban completamente inmunizados y eso se ha notado tanto en los positivos como en las muertes.

Mayoría de contagiados jóvenes

En la «ola joven», siete de cada diez contagiados tenía menos de 40 años, efecto directo de la protección de la vacuna. Además de contagiarse menos, los mayores sufrieron menos una covid severa: Si en la oleada de enero el 84 % de muertes eran de valencianos por encima de los 70 años, en esta última «ola joven», el 67 % de fallecimientos han estado en esta franja de edad. Y mirando el detalle, la bajada de la letalidad se ve más claramente. De todos los nonagenarios que se han infectado (unos 344 notificados hasta el 17 de agosto), han fallecido el 7,55 %, 26 personas. En la gran ola de enero, casi tres de cada diez nonagenarios que se infectaron acabaron falleciendo, el 27,05 %.

La reducción también es drástica en el resto de grupos de edad: de los valencianos de entre 80 y 89 años que se han infectado en esta última ola han fallecido el 3,54 % mientras que en la oleada de enero fallecieron el 15,66 % de los que enfermaron. Entre los de 70, la tasa de letalidad baja del 6 % hasta el 1,31 por ciento.

Habrá que esperar, sin embargo a tener datos fehacientes de «cuántas de las personas fallecidas estaban vacunadas», apunta el investigador de Salud Pública Salvador Peiró, para evaluar el impacto real de las vacunas y también información detallada sobre la causa principal de muerte, ya que puede haber decesos de personas que fallezcan con coronavirus pero no por covid y el sistema no lo distingue. Hasta ahora solo se conoce el porcentaje de pacientes graves que llegan a la UCI de los hospitales vacunados y ahí sí, son mayoría los que no están vacunados «son el 90 % de los que llegan a estar tan graves», recuerda la intensivista Blasco.

La gran mayoría de muertes entre las personas de más edad ya vacunadas son de pacientes con el sistema inmunitario comprometido y que tienen menos armas para luchar contra el virus, explican los especialistas. «En mi UCI, de 30 pacientes con covid, hemos tenido dos muertes y ambos eran personas inmunodeprimidas», explica el jefe de Intensivos de un gran hospital valenciano.

La presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Intensiva avala esta sensación de que las muertes se ceban con los inmunodeprimidos, pese a que estén bien vacunados. «Ni con la vacuna ni sin ella, son pacientes que no pueden defenderse adecuadamente frente a la infección por coronavirus. Si se infectan, temblamos todos», explica. En esta categoría entrarían los enfermos inmunodeprimidos «de libro» como las personas trasplantadas, enfermos de cáncer que están recibiendo quimioterapia, enfermos hematológicos o con VIH pero también muchos otros «que no tienen ninguna de estas enfermedades pero sí factores asociados por los que tienen comprometida su inmunidad. Pueden ser personas mayores con muchas enfermedades. En estos casos, las tasas de letalidad de la covid-19 son parecidas pese a la vacuna», explica Blasco.

Y es que, pese a que se hayan recibido las dos dosis, su sistema inmunitario no es capaz de luchar de forma correcta contra la infección. Según algunos especialistas, la cobertura que les brinda la vacuna por su condición es de «apenas un 30 %».

«Con o sin vacuna, si se infecta un inmunodeprimido, temblamos»

La mayoría de pacientes bien vacunados que fallecen tiene débil su sistema inmunitario

v.salinas. València