El garrofó valenciano, una joya cada vez más escasa en la Comunitat Valenciana ha perdido el 75 % de la superficie de cultivo en los últimos años por la competencia de terceros países.

Se trata de una leguminosa muy apreciada por los valencianos por su vínculo con la paella. Muchas de estas variedades son conservadas en bancos de germoplasma, como el del Institut Universitari de Conservació i Millora de l’Agrodiversitat Valenciana de la Universitat Politécnica.

Gracias al trabajo del profesor Titular de Genética, Salvador Soler, se han podido presentar 35 variedades, cultivadas de forma experimental en Alcàsser.

Además, muchos consumidores reclaman la recuperación de las variedades tradicionales, que se asocian a la cultura local y se consideran mejores. También se ha demostrado que con un buen manejo técnico de las variedades locales de ciertos cultivos pueden ser competitivas y también pueden contribuir a una agricultura más sostenible.

Es por ello que el garrofón valenciano sí puede competir en calidad, como defiende David Bosch, presidente de la Asociación de productores de Garr y labrador en Horteta de Greta. Poner en valor el garrofón y dar a conocer el trabajo que conlleva como cultivo ecológico es uno de los objetivos de la Associació de Productors del Garrofó Valencià

La presidenta del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas, Regina Monsalve Mayáns, valora el trabajo de la Estación Experimental Agraria de Carcaixent, el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (Ivia) para poner en valor sus cualidades organolépticas y para que el consumidor lo aprecie.

El estudio de las 35 variedades de Garrofó de la Comunitat Valenciana fue presentado en los campos de Alcàsser y en l’Horteta de Greta, en Corbera.