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Análisis

Algo más que un recambio

La salida de Dalmau del Consell pone en liza el equilibrio de fuerzas entre Puig y Oltra operativo desde 2019

Martínez Dalmau acudió ayer a la interdepartamental, su posible último acto en el Palau. | EFE/FÖRSTERLING

Rubén Martínez Dalmau saborea sus últimas horas como vicepresidente segundo del Consell. Todo está previsto para una operación higiénica de recambio esta semana. El candidato de Unides Podem en las últimas elecciones autonómicas se irá (la clave, como publicó este diario, son las discrepancias con la actual dirección de la formación morada, representada por Pilar Lima) y ocupará su puesto de forma inmediata el cabeza de lista de la coalición por Valencia en las últimas elecciones generales, Héctor Illueca. Este, antes, deberá dejar su cargo como director general de Inspección de Trabajo del Gobierno de España, un trámite que debe tener lugar en el Consejo de Ministros de hoy.

El president de la Generalitat, Ximo Puig, ha aceptado una solución rápida al problema del abandono de uno de los vicepresidentes para cerrar debates y ofrecer la apariencia de un mero retoque en el Ejecutivo. Nada de crisis de gobierno, sino un simple cambio de piezas: una revisitación del esquema cuando Carmen Montón dejó la Conselleria de Sanidad en el primer Botànic tras ser llamada por Pedro Sánchez para su primer gabinete.

Los primeros movimientos de Lima y la dirección actual de Podem tras el anuncio de Martínez Dalmau han ayudado a rebajar la tensión con Presidencia, que prefiere esperar a comprobar la actitud de Illueca en el Consell.

Porque la decisión del hasta ahora vicepresidente segundo no supone solo la marcha de un miembro del Ejecutivo valenciano, sino que puede alterar el juego de equilibrios entre las tres fuerzas del Botànic (PSPV, Compromís y Unides Podem) que ha funcionado desde la primavera de 2019, cuando se pactó el Botànic II, el primero con los morados y EUPV dentro del gobierno.

El compromiso institucional representado por Martínez Dalmau y su posición en los debates internos a tres en estos dos años, aunque no haya trascendido, ha servido para conformar el estado de opinión en los conflictos botánicos surgidos en este tiempo.

Esto es, las cosas hubieran podido suceder de otra manera (mejor, peor o solo diferente) si la vicepresidenta y líder de Compromís, Mónica Oltra, se hubiera encontrado con un apoyo explícito y público del máximo representante en el Consell de Unides Podem cuando ha planteado posiciones críticas con las que adoptaba Presidencia. Por ejemplo, en el conflicto de hace un año por los presupuestos de Igualdad y Políticas Inclusivas (el departamento de Oltra). Y no ha sido el único momento.

Los equilibrios internos (y la vida del Botànic II) hubieran sido otros si Martínez Dalmau (y Unides Podem, por tanto) hubiera tomado partido por las posiciones de Oltra en esos episodios. No es cuestión de números, de sumas de escaños. Es una cuestión más de refrendo de criterios y modos de actuar, de fuerza moral sobre decisiones adoptadas. Los dos años del Botànic II hubieran tenido otro tono si Puig se hubiera encontrado con una contestación interna de los dos socios y sin el respaldo (tácito, a veces) del vicepresidente segundo en los momentos críticos con Oltra.

Esa correlación invisible de pesos y fuerzas es la que habrá que ver ahora con Illueca, político próximo a Lima aunque bien considerado por Dalmau también. Lo previsto es que este jueves tome posesión como nuevo vicepresidente segundo y que el viernes debute en el primer pleno del Consell del curso político.

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