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Ribera defiende el trasvase Tajo-Segura con una gestión "más sostenible"

La ministra califica de «esencial» la infraestructura pero advierte de la necesidad de reducir su dependencia con el impulso de otras alternativas

Teresa Ribera, en el Foro Alicante organizado por el Club Información y la CEV. | RAFA ARJONES

La ministra de Transición Ecológica y vicepresidenta tercera del Gobierno de España, Teresa Ribera, defendió ayer en el Foro Alicante la continuidad del trasvase Tajo-Segura, una infraestructura que calificó de «esencial», aunque advirtió de que «debe adaptarse al nuevo contexto» con una gestión «más inteligente y sostenible», junto a otras alternativas que permitan una menor dependencia del agua trasvasada.

La hoja de ruta 2022-2027 del Gobierno para el Tajo-Segura tiene como filosofía racionalizar el envío de agua para adaptarse a los nuevos escenarios climáticos. Se prevén reducciones de las aportaciones en cabecera del Tajo -más allá del 40 % que viene registrándose en los últimos años- y eso es, en opinión de Teresa Ribera, determinante para mantener los últimos recortes de agua. Durante su conferencia en Casa Mediterráneo, la ministra justificó la decisión «por ser un punto consensuable entre todos», argumentando que el cambio climático puede reducir en el sureste español el 40 % de la disponibilidad hídrica y, según la UE, el 40% de las masas de agua superficiales y el 45% de las subterráneas no están en buen estado.

No obstante, la vicepresidenta aseguró que la aprobación de las nuevas reglas de explotación del Tajo-Segura no conllevará un menor envío de agua a las cuencas receptoras y anunció inversiones por valor de 668 millones en obras en la cuenca del Segura para garantizar aportaciones suficientes. «Los estudios muestran que los volúmenes medios anuales a trasvasar son similares a los actuales, aunque los envíos se producirán de manera más estable a lo largo de todo el año. Por lo tanto, puede que los volúmenes mensuales se reduzcan», puntualizó, insistiendo en todo caso en que España necesita un replanteamiento urgente y profundo de la planificación del agua.

Ribera hizo hincapié en que, para poder seguir atendiendo los usos de abastecimiento y regadío en las cuencas receptoras y la cedente, la gestión del Tajo-Segura «debe evolucionar para conseguir una mejor gestión sin picos que nos llevaban a situaciones extremas que hacen descender enormemente la cota en cabecera». «Ahora se van a aplanar esos picos pero no se va a disminuir el agua trasvasada», subrayó, antes de enumerar las medidas del Ejecutivo para suplir la preocupante falta de recursos hídricos que está sufriendo la provincia de Alicante. Entre ellas destaca la definición de un régimen de caudales ecológicos en la cuenca del Tajo, tal como exige la sentencia del Tribunal Supremo y la Directiva Marco Europea; la adaptación a una realidad climática con menos precipitaciones y a las necesidades de abastecimiento de la población en la llanura manchega; la mejora de la eficiencia del uso y calidad de las aguas en la cuenca del Tajo a través de actuaciones en la depuración, saneamiento y modernización de regadíos; el aumento de la capacidad de las desaladoras con un volumen adicional de hasta 80 hectómetros; la introducción de la energía solar para reducir costes y la puesta en marcha de las conducciones que permitan llevar el agua desalada a los regadíos.

«Con desaladoras el agua llegará»

La mayor parte de las preguntas que la ministra de Transición Ecológica tuvo que responder durante el desayuno-coloquio de ayer en Alicante versaron sobre el trasvase, el precio razonable del agua, las desaladoras y la amenaza que se cierne sobre la denominada «Huerta de Europa» por la sequía y el avance de la desertificación. Respecto a esta última cuestión, Teresa Ribera respondió que «hay que cuidar la Huerta de Europa y estamos tratando de asegurar que lo siga siendo».

Sobre el trasvase, la ministra dijo que «se necesita un enfoque solidario y responsable entre la cuenca cedente y receptora para preparar al país ante un futuro de escasez hídrica, minimizar los daños derivados del deterioro ambiental y aprovechar al máximo las oportunidades que emerjan de la transición ecológica». Admitió la vicepresidenta que el consumo eléctrico y la emisión de CO2 y boro es un problema a solucionar en las desaladoras y afirmó por último, en respuesta al alcalde de Orihuela, que con reutilización, desalación y trasvase «el agua llegará» a todo el territorio alicantino. Ribera también detalló una inversión de 11 millones para potenciar la reutilización de agua depurada en el Valle del Vinalopó y otra de 90 millones para dotar de energía fotovoltaica a las tres elevaciones del trasvase para reducir costes de funcionamiento.

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