Más de 200 usuarios acuden cada día a recoger su cesta de comida a El Puchero, un comedor social en el distrito marítimo que se diferencia del resto al ofrecer comida caliente -como si de una casa de comidas para llevar se tratara- que acompañan de ingredientes y productos para la merienda y la cena. Ofrecen menús nutritivos a los usuarios en función del número de personas que conforman el hogar sin necesidad de que coman en un espacio compartido a un horario fijo. En la otra parte de la ciudad, en el barrio de Orriols, otro Puchero funciona de la misma manera con un número similar de usuarios. El menú del día consistía el pasado miércoles en lentejas. Pero no había lentejas en el almacén. Ni garbanzos, ni alubias, ni macarrones, ni espaguetis... No hay latas de conservas, ni envase alguno de tomate frito. Los productos no perecederos escasean en unos comedores sociales que no tienen con qué cocinar.

¿Cómo donar comida y dónde llevarla?

Si quieres ayudar a estas entidades, puedes llevarles directamente alimentos a sus dos sedes en la ciudad de València.

  • El Puchero Portuario se encuentra en la calle Peaña número 15 en el barrio de Ayora.
  • El otro Puchero se encuentra en la calle San Juan de la Peña número 6 en el barrio de Orriols.


Los dos comedores sociales abren de lunes a viernes de 8 a 14 horas.

También podrán depositarse los alimentos en diferentes centros educativos de la ciudad, un listado de colegios que se publicará a lo largo de la semana.

Los productos frescos, aunque menos que más, siguen llegando. Pero no hay materia prima con la que cocinar los platos. Por eso lanzan un SOS: Necesitan alimentos y los necesitan ya porque la pandemia ha aumentado el número de usuarios, ha vaciado los almacenes y ha reducido las donaciones. Aún así, agradecen la colaboración de las empresas que siguen aportando productos y la de los vecinos que ayudan con lo que pueden. «Es de bien nacido ser agradecido», comentan haciendo uso del refranero popular. La falta de productos no perecederos es generalizado. No lo tiene el Puchero, pero también lo necesitan entidades como la Fundación Ayuda a una familia, que cocina de lunes a sábado para las personas sin hogar (200 comidas diarias o unas 3.000 semanales) o la entidad social Tira avant, que reparte alimentos en crudo y sin cocinar a 400 personas. Las tres entidades alzan la voz ante un problema que, afirman, es global.

Cajas vacías en El Puchero Portuario, en el distrito Marítimo de València.

Los usuarios, sin embargo, van en aumento y la pandemia ha cambiado el perfil de las personas que precisan alimentos, ya sean cocinados o en crudo. Los Ertes, los Eres, el paro, la consolidación de los trabajadores pobres, el precio de una vivienda que va en aumento o la pobreza energética obliga a personas que jamás habían utilizado este recurso a tener que hacerlo ya que la elección es «o casa o comida» en una gran mayoría de ocasiones. Los datos e índices de pobreza no han parado de crecer desde la llegada de una pandemia que dejó a los más vulnerables sin ingresos. De hecho, por primera vez en 20 años, la pobreza ha aumentado. Y la pobreza se cronifica. Y se hereda.

Una voluntaria de El Puchero Portuario carga la furgoneta con la que repartir a domiclio durante el confinamiento

El pasado miércoles, en el Puchero del distrito Marítimo, estaba previsto que el plato caliente a repartir fueran lentejas y como no había, pues las compraron. «Hemos tenidos que comprar 20 kilos de lentejas porque no había. Durante el confinamiento nos tuvimos que reinventar porque no podíamos dejar a los usuarios sin comer. Hicimos reparto a domicilio, pero con los alimentos en crudo y los almacenes se vaciaron», explica Humberto Nácher, secretario de la Coordinadora Solidaria de Estibadores del Puerto de València, entidad que -junto a la empresa SanLucar Fruit- financia el proyecto social. A su lado, la trabajadora social de la entidad, Arantxa Vivó, explica que las donaciones «aunque se agradecen, se han reducido. Las empresas también atraviesan dificultades y hay campañas en los supermercados de productos que antes nos donaban a las entidades sociales por diferentes motivos y ahora salen a la venta con precios al 50% y las gente arrasa con ellos, normal, porque hay mucha necesidad».

Pero las entidades sociales están acostumbradas a batallar, a reinventarse. Por eso, una de las opciones que barajan es iniciar las campañas de recogida de alimentos en los colegios. Y es que centros escolares como el colegio Marni o el CEIP La Patacona «siempre nos ayudan mucho», explican desde El Puchero ubicado en Orriols. «Las familias son un gran apoyo para la entidad y las campañas de recogida de alimentos básicos funcionan bastante bien así que vamos a intentarlo», explican.

Por último, el banco de alimentos, que cuenta con fondos y ayudas europeas y de empresas, ha triplicado sus atenciones y repartos en Mestalla y tiene hasta lista de espera para poder atender a entidades sociales en el reparto de alimentos.